Coordenadas

AMLO no entiende a las mujeres

López Obrador asume que las movilizaciones de las mujeres están manipuladas por los conservadores que pretenden cuestionar y debilitar su gobierno.

Como ha ocurrido cada año desde el comienzo de esta administración, las movilizaciones relativas al 8 de marzo y las reivindicaciones de las mujeres se le indigestan al presidente López Obrador.

No las entiende, no cree que sean legítimas, y por lo tanto asume que están manipuladas por los conservadores que pretenden cuestionar y debilitar su gobierno.

Eso ocurrió ayer, igual que en años anteriores, y volverá a pasar en lo que resta del sexenio.

El presidente López Obrador tiene una visión, para él muy clara, de cómo funciona la sociedad mexicana.

En su estructura mental, lo que existe es una guerra entre sus partidarios, a los que denomina incorrectamente liberales, y los demás, a los que califica como conservadores.

López Obrador construyó su visión personal con base en los movimientos sociales de Tabasco.

En aquellos años, en la década de los 90, lo que él visualizaba como el conflicto social determinante, era una lucha entre los pobres y los ricos.

Los pobres estaban constituidos por los campesinos, así como los obreros de diversas industrias.

Y tenía la perspectiva de que el Estado mexicano, en algún momento de su historia había protegido y promovido a los movimientos campesinos y obreros, y ahora, los estaba abandonando.

Su visión, en realidad correspondía a la perspectiva que existía en los movimientos sociales de los setenta y los ochenta.

Toda la complejidad social de los movimientos sociales que se presentaron en el siglo XXI y que tienen que ver, por ejemplo con la equidad de género, con la preservación de el medioambiente y la sustentabilidad, así como con la responsabilidad social de las empresas, entre muchos otros ingredientes, no los comprende ni los asume como una parte legítima de los movimientos sociales.

Por esa razón, cuando las demandas vinculadas con ellos chocan con su perspectiva y su programa, considera que se trata de estrategias para debilitarlo.

Para el movimiento que él representa y sobre todo para su perspectiva en el futuro, se trata de una amenaza.

Si bien en México los movimientos relativos a la preservación del medioambiente no han cobrado una fuerza como en otros países, sí lo han hecho los que tienen que ver con la equidad de género y la defensa de las mujeres.

La razón es la violencia que han padecido y la incapacidad del Estado para ofrecer garantías a las mujeres.

En la medida que el presidente López Obrador no asuma que las movilizaciones como las que ocurrieron ayer son expresiones de legítimas demandas sociales, y en lugar de poner barreras y personal militar a defender las instalaciones, no emprenda una cruzada para entenderse con las feministas, perderá una muy importante base de respaldo, que en 2018 lo apoyó con entusiasmo.

López Obrador puede estar ante un dilema crítico. Hay movimientos sociales que salen completamente de su comprensión y por lo mismo no considera que formen parte de su movimiento.

Eso significa que en los próximos procesos electorales, sobre todo en 2024, serán otros personajes los que expresen sus demandas.

Para algunos líderes de la 4T, que entienden el significado, por ejemplo, de las demandas de las mujeres y saben que estar distantes de eventos como los del día de ayer o los de años anteriores, significa darse un balazo en el pie y limitar las posibilidades de triunfo en los próximos procesos electorales, pues el presidente se convierte en un lastre para ellos (no para todos, Claudia Sheinbaum lo aplaude sin reparo).

La tensión entre la anticuada visión presidencial y los nuevos movimientos sociales va a ser claramente un tema cada vez más conflictivo en Morena y sus aspirantes a la candidatura presidencial.

Otros días como el de ayer, con barreras y guardias, quizás cuesten millones de votos en 2024.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Les caímos mal a los canadienses?
¿Por qué Morena podría tener sus días contados?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.