El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, inaugurará esta tarde la convención anual de la Asociación de Bancos de México (ABM).
Como ha ocurrido a lo largo de esta administración, el presidente seguramente va a aprovechar la ocasión para exponer lo que él considera que son los logros económicos de su administración.
Le pondrá énfasis al hecho de que se ha preservado la estabilidad y que hay un crecimiento económico, pero además, pondrá el acento en los aspectos sociales de este crecimiento.
¿En qué medida este discurso tendrá algún efecto entre los banqueros que asistirán a la convención que hoy comienza en Acapulco?
Los hombres y mujeres de la banca ya conocen este tipo de planteamientos desde hace varios años.
En términos generales, lo que los directivos y propietarios de las instituciones bancarias que operan en México quieren son garantías de que se mantendrá la estabilidad en los últimos años de esta administración.
Con que no haya sorpresas desagradables, estarán satisfechos.
Prácticamente ya no hay quien crea que en este sexenio podrá alcanzarse un crecimiento económico de 4 por ciento.
El consenso entre los analistas de la banca es que este año creceremos un 2 por ciento, pero ya hay un buen número de expertos que piensan que el crecimiento estará más cerca del 1.5 por ciento.
Así haya un mejor desempeño en los dos últimos años de esta administración, lo que se percibe es que difícilmente se podrá alcanzar una tasa promedio anual para el sexenio que sea superior al 1 por ciento y, seguramente, en términos per cápita, tendremos un decrecimiento.
Pero, eso ya se sabe y no se concibe como tragedia.
Lo que se quiere escuchar es que en lo que resta del actual sexenio no se tomarán decisiones que amenacen la estabilidad.
Entre ellas, destaca la reforma constitucional en materia eléctrica, la cual esperan que se modifique en el Congreso o que no tenga mayoría calificada.
Sin duda, entre los banqueros se aprecia positivamente el hecho de que la política fiscal de este gobierno haya permitido que los niveles de endeudamiento público sean relativamente manejables y mucho menores respecto a los que existen en otros países.
Igualmente, se pondera el respeto a la autonomía del Banco de México, que ha sido y será clave para la preservación de esta condición de estabilidad.
Uno de los temas que estarán presentes en la convención es el asunto de la venta de Banamex.
El hecho mismo de que haya diversos grupos nacionales e internacionales interesados en la adquisición de esta importante institución refleja la perspectiva de que, en el mediano plazo, se ve a la banca como una muy importante oportunidad de negocios para el país.
Y quizás en ello radique el optimismo que flota más entre las instituciones bancarias, pues cuando se observa el mediano y largo plazos, se puede tener una actitud optimista para México.
En la medida que tenemos como vecino y principal socio comercial al país con la economía más grande del mundo; que tenemos un tratado comercial con Norteamérica; que contamos aún con una situación de estabilidad política, así como una clase media emergente que le da densidad social al país, y un perfil demográfico caracterizado por el hecho de que hay un porcentaje elevado de población joven en México, en esa medida las perspectivas de mediano y largo plazos se ven alentadoras para las instituciones bancarias.
La proporción del financiamiento bancario respecto al Producto Interno Bruto, que fue el año pasado de 28 por ciento, una cifra baja en comparativos internacionales, todavía muestra un potencial de crecimiento muy importante.
Así que, más que por los dichos del presidente López Obrador, el optimismo de los banqueros deriva de lo que ven en el mediano y largo plazos para México.
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