Coordenadas

¿De la inflación a la recesión?

Una recesión probable de nuestro vecino del norte es sin duda un muy mal augurio para nuestra economía.

¿Se acuerda qué estaba haciendo usted en enero del 2001?

La referencia viene a cuento porque hay que remontarse hasta esa fecha para encontrar una inflación mayor a la que tuvimos en la primera quincena de abril, cuando el incremento de los precios al consumidor alcanzó una tasa anual de 7.72 por ciento.

Veníamos entonces de la crisis de 1994-95 y de diversas sacudidas internacionales como la crisis asiática de 1997 o la crisis financiera rusa de 1998.

La inflación del primer mes del 2001, a pesar de ser de poco más de 8 por ciento, tenía una clara trayectoria a la baja, en contraste con la tendencia alcista que observamos en este momento.

De hecho, apenas un año después, en enero de 2002 la inflación ya estaba en 4.78 por ciento.

Hoy existen dudas respecto al futuro. El consenso publicado en la Encuesta de Citibanamex el pasado 20 de abril indica una inflación de 6.38 por ciento al término de este año.

Es decir, existe la percepción de que a lo largo del 2022 todavía estaremos lejos de los niveles que llegamos a tener apenas en los primeros meses del 2021 y que estaban por abajo del 4 por ciento.

Hay quienes apuestan a que la inflación bajará en los siguientes meses, ya que los incrementos en los precios de las materias primas se han amortiguado.

En los últimos 30 días, por ejemplo, el petróleo ha descendido en promedio en 10 por ciento y el cobre en 3.6 por ciento.

Pero otras materias primas siguen con tendencia alcista. El gas natural en Norteamérica creció en 25 por ciento en ese mismo lapso; la cotización internacional del maíz lo hizo en 4.2 por ciento.

En conjunto, el índice de materias primas de Bloomberg está sin cambio en un comparativo de 30 días. Es decir, estable, pero a niveles muy elevados.

Una de las implicaciones del incremento de los precios que se ha presentado es la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.

De acuerdo con los datos de la Secretaría del Trabajo, en las revisiones de los contratos colectivos de jurisdicción federal, desde el segundo trimestre del año pasado se han observado caídas sistemáticas del poder adquisitivo.

Pero, quizás quienes más padezcan son aquellos segmentos que no tienen ingresos fijos y que forman parte de la economía informal.

Pero el hecho de que las revisiones contractuales ya estén en niveles de 7 por ciento puede generar una expectativa inflacionaria que alimente los incrementos de los precios.

Esto es algo que no solo se ve en México. En Estados Unidos hay evidencia creciente de incrementos en los costos laborales totales, que también pueden hacer más difícil el control de la inflación.

En el número más reciente de la revista The Economist se hace una severa crítica a la forma en que la Reserva Federal ha respondido.

El influyente semanario británico señala que cuando se percibió que habría una política fiscal expansiva para amortiguar el impacto del confinamiento y de la pandemia, la Reserva Federal debió funcionar como el freno de un vehículo.

Y, en contraste, en lugar de frenar fue otro acelerador y también se lanzó a una política monetaria expansiva que creó las condiciones para la elevada inflación que hoy padecemos.

Lo peor del caso, dice The Economist, es que, sobre la base de la experiencia de ciclos alcistas de tasas en el pasado, lo más probable es que en algún momento del futuro cercano tengamos una recesión, pues es lo que sucede cuando el banco central se obstina en alcanzar su meta de inflación, que en Estados Unidos se ha fijado en un 2 por ciento.

Para México, es una mala noticia, pues el crecimiento de las exportaciones alentado por el mercado norteamericano es el motor más importante de la economía en este momento y es probable que lo sea en los siguientes meses.

Así que una recesión probable de nuestro vecino del norte es sin duda un muy mal augurio para nuestra economía.

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