Sólo hay dos entidades en México en las cuáles nunca ha habido alternancia en su Poder Ejecutivo. Se trata de Coahuila y el Estado de México.
Ambas han sido gobernadas sólo por el PRI y serán las que tengan elecciones para gobernador en 2023.
En el Estado de México, desde la fundación del “abuelo” del PRI, el Partido Nacional Revolucionario (PNR) ha habido gobernantes de ese signo, comenzando en 1929 con Filiberto Gómez.
En el caso de Coahuila pasó lo mismo y todos fueron del mismo grupo político, desde Nazario Ortiz Garza, también en 1929.
Aunque los dos estados son relevantes, sin ninguna duda el que resulta más importante y emblemático es el Estado de México.
En Coahuila hay poco más de 2.2 millones de electores mientras que en el Estado de México se rebasan los 12 millones, y es la entidad del país con el mayor número de votantes potenciales, muy por arriba incluso de la Ciudad de México.
Pero, más allá del tema cuantitativo, para el PRI se trata quizás el Estado más emblemático de todo el país.
La mayor parte de los historiadores del PRI ubica la formación de lo que luego se denominó como “Grupo Atlacomulco”, es decir, un conjunto de políticos que fue adquiriendo poder e influencia tanto en el Estado de México como a nivel nacional, con el gobierno estatal de Isidro Fabela, entre 1942 y 1945.
Su trayectoria política relevante comenzó cuando fue secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Venustiano Carranza, en 1914. Luego fue embajador en Francia, Argentina, Chile, Reino Unido, Alemania y Brasil.
Tras terminar su periodo en el gobierno estatal, lo sucedió en el cargo Alfredo del Mazo Vélez, abuelo del actual gobernador, y el primero propiamente del PRI, además de ser el primero que duró un sexenio completo.
Ambos gobernadores nacieron en Atlacomulco y con ellos se consolidó el grupo político que tomó el nombre de ese municipio.
A Del Mazo Vélez le siguió en el poder Salvador Sánchez Colín, uno más de los que nacieron en ese municipio.
Otros nativos de Atlacomulco fueron los dos Del Mazo que también gobernaron el estado, así como Arturo Montiel y Enrique Peña Nieto.
El profesor Carlos Hank González no nació en Atlacomulco, sino en Santiago Tianguistengo, pero desde la década de los 70 del siglo pasado, se convirtió quizás en el político más prominente de ese grupo.
Claro que no todos los políticos destacados del Estado de México pertenecieron a ese grupo. El propio Adolfo López Mateos, presidente de la República de 1958 a 1964, tuvo una carrera política que se desarrolló en otros circuitos.
Pero sean del Grupo Atlacomulco o no, el priismo mexiquense tiene una enorme relevancia a nivel nacional.
Atlacomulco volvió a hacerse presente en este siglo pues el expresidente Enrique Peña Nieto es oriundo de esa localidad y dio nueva fuerza al grupo político mexiquense.
Así que la disputa por el Estado de México es mucho más que una contienda local. Se trata de una lucha por un Estado que puede ejercer una enorme influencia en 2024.
La gran apuesta de Morena es que nuevamente en las próximas elecciones contienda quien fuera su candidata en 2017, la maestra Delfina Gómez, que entonces ocupó el segundo lugar.
La definición será en julio, pero, si no hay sorpresas, la actual secretaria de Educación Pública repetirá como candidata.
Aunque el PRI ganó en 2017, el reto que ahora tiene es gigantesco.
De acuerdo con la más reciente encuesta realizada por El Financiero, si se lanzara un candidato del PRI sin el respaldo al menos del PAN y del PRD, Morena ganaría fácilmente la gubernatura.
No va a ser sencillo el proceso ya que también hay panistas que aspiran a ser candidatos de una coalición, en particular Enrique Vargas, quien fue por dos períodos presidente municipal de Huixquilucan.
Sin embargo, de acuerdo con la encuesta de El Financiero, son los priistas quienes tienen más respaldo.
Para variar, Morena arrancará en semanas la virtual campaña, disfrazada de cualquier otra cosa… pues es ilegal comenzar ahora.
Y la oposición seguirá debatiéndose respecto a cómo jugará perdiendo meses clave en una elección que será en menos de un año.
Un triunfo de Morena en Edomex podría ser la antesala de un sexenio más en la presidencia.
Una derrota, podría ser augurio de un 2024 mucho más complicado.