Coordenadas

Las oportunidades que se le han ido a México

La buena noticia es que las empresas norteamericanas no van a bajar sus inversiones, si cumplen su promesa, y la mala es que… tampoco las van a subir.

Ayer escuché a funcionarios mexicanos muy contentos por haber obtenido promesas entre los inversionistas estadounidenses, de que desde ahora y hasta 2024, las empresas estadounidenses invertirían 40 mil millones de dólares.

Ya ven que uno es un obsesivo de las estadísticas y aunque a simple vista parece mucho dinero, me pregunté, ¿y cómo se comparará con el pasado?

En la estadística del sexenio, de tres años y un trimestre, las empresas norteamericanas han invertido en México 46 mil 771 millones de dólares.

Para hacerlo comparable con los 40 mil millones ofrecidos, pongamos las cifras en meses, que son 1 mil 200 millones de dólares por mes.

Para hacer efectiva la inversión ofrecida, se deben invertir 1 mil 212 millones de dólares por mes.

Esto quiere decir que lo que las empresas norteamericanas ofrecieron fue invertir igual que en los primeros años del sexenio.

Si comparamos las cifras con las del gobierno de Peña, vemos que no hay grandes cambios, pues entre 2013 y 2018 la inversión norteamericana promedió 1 mil 180 millones de dólares al mes.

Así que la buena noticia es que las empresas norteamericanas no van a bajar sus inversiones (si cumplen su promesa) y la mala es que… tampoco las van a subir.

Por cierto, buena parte de esta suma será en un grupo relativamente pequeño de proyectos en el sector de hidrocarburos. Ya se lo comentaremos próximamente.

La inflación rompe techos

Ni los más pesimistas en Estados Unidos esperaban que la inflación de junio fuera superior a 9 por ciento… y resultó de 9.1 por ciento.

Con este resultado que rebasa las previsiones, ayer ya empezó a comentarse ampliamente respecto a la pertinencia de que el próximo incremento de las tasas de referencia de la Reserva Federal no sea de tres cuartos de punto porcentual, sino de un punto porcentual cuando anuncie su decisión en un par de semanas.

De hecho, la muestra ya la puso ayer el Banco Central de Canadá, que aumentó en un punto la tasa para llevarla al nivel de 2.5 por ciento.

El jueves 11 de agosto, en poco menos de un mes, será el turno del Banco de México. Para entonces ya se tendrá el reporte de la inflación en México al cierre del mes de julio y habrá elementos para ponderar si el incremento es de 0.75 por ciento, como se anticipa por ahora, o podría empezar a considerarse un incremento de 1 por ciento también.

Con este tipo de alzas lo sorprendente sería que no hubiera recesión, así que vaya considerando en sus escenarios esa posibilidad como algo cada vez más cercano para algún momento de 2023.

Las oportunidades llegan una sola vez

El tiempo no tiene doble sentido, solo marcha en uno. Y cuando las cosas pasan ya no se repiten.

La que hoy estamos viviendo, y de la cual le hemos hablado insistentemente, la de la reorganización económica global, podría haber permitido un despegue de la economía mexicana que quizás ni siquiera imaginamos.

De acuerdo con un sondeo realizado por el banco UBS entre ejecutivos, alrededor de 90 por ciento de las empresas consideradas, o ya movió operaciones fuera de China o está considerando hacerlo.

Si en México, además de la cercanía geográfica y los tratados comerciales, tuviéramos certeza jurídica; si promoviéramos agresivamente las energías limpias; si tuviéramos un plan para modernizar la infraestructura crítica y desarrollar la mano de obra calificada, podríamos estar en la antesala de un despegue económico excepcional.

Pero no.

Lamentablemente muchas inversiones se van a regresar a Estados Unidos; otras se van a ir a Canadá o incluso a países asiáticos diferentes a China, con todo y el costo que les representa la distancia física.

Sí, algo llegará a México, pero mucho menos de lo que pudimos haber conseguido.

Algún día habremos de ponderar el tamaño de la oportunidad perdida.

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