Vivimos en México y en otros países un fenómeno muy singular, que no se había presentado salvo en etapas de fuerte crecimiento de la economía: hay una escasez importante de mano de obra.
He hablado en las últimas semanas con empresarios de muy diversos sectores, desde servicios de poco valor agregado que no requieren trabajo calificado hasta manufactura avanzada, que demanda personal técnico, y la queja que escucho una y otra vez es que no hay forma de llenar sus vacantes.
En diversos casos incluso han incrementado los salarios que ofrecen y mejorado las condiciones de contratación, y no logran cubrir los puestos que tienen.
En otros casos, contratan personal solo para que, tras algunos días o semanas, el empleado deje su puesto.
Este fenómeno no es privativo de México. Sucede en Estados Unidos y también en algunos países de Europa.
En otros tiempos, esta circunstancia se había presentado en tiempos de fuerte crecimiento de la economía o bien se había ubicado solamente en ciertos puntos del territorio nacional, pero ahora, aun con un crecimiento modesto se ha convertido en un fenómeno generalizado.
La tasa de desempleo abierto de mayo fue de 4.1 por ciento, según los datos del Inegi. Si bien es baja, llegamos a tener tasas menores antes de la pandemia.
Incluso la llamada tasa de condiciones críticas de ocupación está en 27.5 por ciento en la observación más reciente, cuando llegó a estar en niveles de 12 por ciento antes de la pandemia.
¿Por qué entonces la escasez de mano de obra?
En Estados Unidos derivó de los estímulos fiscales y monetarios que inhibieron el empleo ante la existencia de otros ingresos, y en otras latitudes estuvo vinculada a las consecuencias de la migración.
En el caso de México hay algunas hipótesis plausibles que pueden explorarse ante esta circunstancia inédita. Tómelas solo como explicaciones tentativas.
1.- Hay un cambio en la preferencia por el ocio respecto al trabajo.
Este cambio podría estar asociado en parte a que, durante muchos meses, en diversos sectores de la economía o se redujo el nivel de empleo o éste se hizo remoto. Millones de personas tuvieron por primera vez la experiencia de no tener que acudir a un centro de trabajo o de tener horarios rígidos.
Ese hecho puede haber cambiado de modo importante las preferencias y hay personas que ahora lo piensan mucho antes de comprometerse con un trabajo regular.
2.- Las transferencias de recursos por parte del gobierno aseguran un piso de ingresos.
Hay una discusión amplia respecto al número preciso de beneficiarios de programas sociales del gobierno y el aumento real que existe respecto a otras administraciones. Pero nadie duda que son bastantes millones los beneficiados. No tener empleo en este momento no significa necesariamente quedarse sin ingresos, lo que da márgenes de libertad a quienes buscan trabajo para ser más exigentes a la hora de seleccionar su empleo o simplemente decidir no trabajar formalmente.
3.- El impacto de las remesas.
Las remesas familiares de mayo rebasaron por primera vez los 5 mil millones de dólares. Si comparamos esa cifra con la del mismo mes de 2019, observamos un incremento de 56 por ciento, que equivale a poco más de mil 700 millones de dólares, algo así como 34 mil millones de pesos adicionales de ingresos a las familias de sectores de clase media baja mayormente. Ese hecho también permite un margen de maniobra que no existía en otros tiempos.
Un efecto de esta escasez también se aprecia en el salario real. De acuerdo con los datos del IMSS, el salario medio de cotización creció en junio 11.1 por ciento anual, el alza más elevada en dos décadas. Incluso con la inflación alta que tenemos, es un incremento de 2.9 por ciento en términos reales.
Es decir, claramente ya hay presión en los costos laborales de muchas empresas.
No quiere decir que sean salarios muy elevados. Por el contrario, las encuestas del Inegi revelan que siguen prevaleciendo los salarios bajos, pero en cuanto a crecimiento, hay alzas sin precedente.
Podrá haber otras explicaciones adicionales, pero lo que sí resulta cierto es que tenemos un mercado laboral que, tras la pandemia y la reforma del outsourcing, está desordenado y va a dar dolores de cabeza a las empresas probablemente por un buen tiempo.
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