El día de ayer se publicó la más reciente encuesta de El Financiero sobre la intención de voto para 2024.
Es cierto que falta mucho tiempo para que esa elección suceda, pero es útil ir tomando la temperatura a las preferencias de los electores.
Le resumo algunos datos de la encuesta en caso de que no los haya visto con atención.
1.- Suponiendo que en las elecciones de 2024 haya dos alianzas con las mismas fuerzas políticas que contendieron en las elecciones federales de 2021, Morena y aliados llevan 15 puntos de ventaja a la alianza conformada por el PRI-PAN-PRD. Todavía en mayo, hace apenas un par de meses, esa diferencia era de solo cinco puntos.
2.- Si la contienda fuera entre partidos individuales, Morena obtendría un 47 por ciento, 30 puntos adelante del segundo lugar, el PRI, con 17 puntos.
3.- Si Movimiento Ciudadano fuera una tercera fuerza en contienda además de las alianzas, el registro más reciente indica que obtendría un 8 por ciento de intención de voto. Pero si el abanderado de MC fuera Luis Donaldo Colosio Riojas, obtendría alrededor de 20 puntos, que mayormente vendrían de los que respaldan a la alianza opositora. Es decir, en esas condiciones su candidatura aportaría 12 puntos adicionales a MC.
4.- En los careos realizados con hipotéticos candidatos, los nombres de Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard son neutrales en la intención de voto de la alianza encabezada por Morena, que obtendría ligeramente por arriba de 50 por ciento, que son los votos que obtienen Morena y aliados sin mención a algún candidato.
¿Por qué razón Morena ha conseguido ensanchar su ventaja frente a los opositores?
Creo que la explicación más plausible respecto a ello es la visibilidad que han adquirido en las últimas semanas los prospectos más relevantes del partido en el gobierno.
Los casos más notorios son los de Ebrard y Sheinbaum. Al primero lo conoce 82 por ciento de la población, mientras que a la segunda 77 por ciento. Estamos hablando de una encuesta nacional y no solo en la Ciudad de México.
Los aspirantes de Morena llevan una ventaja a todos los demás simplemente por la exposición en medios que tienen y que los hace más conocidos.
Le hemos comentado en este espacio que la oposición no ha querido ‘placear’ a sus prospectos con tanta antelación, ante el temor de que sean objeto de ataques por parte del aparato del Estado.
La muestra son los casos de Ricardo Anaya y Alejandro Moreno.
Se piensa que mientras menos tiempo tengan el gobierno y Morena para atacar a un aspirante, más oportunidad tendrá éste de llegar a la contienda formal sin haber pasado por el desprestigio ocasionado por una campaña en su contra o incluso inhabilitado judicialmente.
Bajo esa lógica, la ventaja de los aspirantes de Morena podría crecer aún más.
Es cierto que en estos tiempos de comunicación a través de las redes sociales, no se requiere mucho tiempo para construir la imagen de un candidato.
Una buena campaña con un personaje que tenga magnetismo puede remontar casi cualquier ventaja en algunos meses.
Casos como el de Rodolfo Hernández en Colombia que, sorprendentemente, llegó a la segunda vuelta y que se acercó al candidato ganador, parecen sustentar esas opiniones.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que lo que hagan los contrincantes también lo puede hacer Morena, de modo que lo que opera para unos puede operar para otros.
Finalmente, hay que señalar que otra de las razones por las que no han despuntado candidatos de una posible alianza es porque aún no hay acuerdos respecto a los mecanismos para seleccionar a un posible abanderado, ni tampoco lineamientos del programa que respaldaría la alianza.
Si el programa es: “hay que derrotar a Morena y AMLO”, creo que ya llevan la mitad de la contienda… perdida.
Pareciera, a veces, que los liderazgos partidistas están más ocupados en sobrevivir (como en el caso del PRI) o afianzarse (como en el caso del PAN) que en articular la estrategia que permita construir la alianza para 2024.
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