La última esperanza se evaporó.
El pasado 12 de julio se esfumó la última oportunidad de evitar un conflicto entre México y Estados Unidos, que puede escalar a niveles peligrosos para los dos países, pero sobre todo para México.
En la conversación que sostuvimos en La Silla Roja, de El Financiero Bloomberg TV, con el diputado Ildefonso Guajardo, exsecretario de Economía y negociador del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (TMEC), aparecen las claves del actual litigio.
Por meses y meses el gobierno mexicano estuvo recibiendo a visitantes provenientes de Estados Unidos, desde la vicepresidenta Kamala Harris, pasando por el enviado de Biden respecto al medioambiente, John Kerry, y otros funcionarios y empresarios.
En las diversas visitas, con diferentes tonos y enfoques, los funcionarios de Estados Unidos advertían a México respecto a las posibles violaciones del TMEC de sus políticas energéticas.
El gobierno estadounidense esperó hasta el final. La última oportunidad de encontrar una solución que no tuviera que irse a tribunales fue la reunión del 12 de julio entre los presidentes de los dos países.
Pero el soliloquio de AMLO que modificó la agenda fue el mensaje de que no había más que negociar.
Por esa razón, la solicitud de consultas formales por parte del gobierno de Biden ocurrió apenas una semana después de la visita.
Guajardo contó en la conversación cómo se fraguó el famoso capítulo 8 del TMEC, que ha invocado el presidente López Obrador en varias ocasiones.
Señaló que el borrador previo incluía un capítulo 8 en el que había referencias a la cooperación energética de América del Norte para reforzar la competitividad de la región.
Sin embargo, ese texto fue rechazado por el presidente electo en 2018 y tras fuertes discusiones al interior del equipo cercano a AMLO, quedó la redacción de los dos párrafos que hoy son ampliamente conocidos.
En uno de ellos se habla de que los hidrocarburos son propiedad del Estado mexicano y en otro de que México se reserva el derecho de modificar su Constitución y sus leyes.
El problema, señaló Guajardo, es que el equipo de AMLO vio ese capítulo como un “pegote” al tratado, sin considerar que hay muchos otros artículos a los que México está obligado al haber firmado el acuerdo.
Los señalamientos de ese capítulo no exentan de las obligaciones fijadas en el resto del documento.
La posibilidad de que en las consultas que habrán de iniciarse el 14 de agosto se llegue a una solución aceptable para Estados Unidos, es remota.
Sería sorpresivo que, si por meses el gobierno mexicano no ha dado respuestas a Estados Unidos, lo haga ahora.
Guajardo no visualiza como un escenario posible el que en algún momento AMLO decida repudiar el tratado.
Entre otras razones, porque al ser un tratado aprobado por mayoría calificada en el Senado, para cancelarlo, se requeriría esa misma mayoría, con la cual no cuentan Morena y sus aliados.
Además, el costo económico de hacerlo sería tan desproporcionado, que ni AMLO se atrevería a hacerlo pues tendría repercusiones políticas negativas para Morena.
Pero, lo que sí puede ocurrir es que lleguemos al punto de que se impongan sanciones arancelarias en contra de México.
Guajardo señala que el estimado de 30 mil millones de dólares como costo de las sanciones, aludió solamente a las inversiones afectadas, de acuerdo con la información que hizo pública el embajador Ken Salazar.
La cifra puede ser diferente, señaló, quizás menor.
Pero su aplicación es discrecional y más allá del monto seguramente apuntaría a sectores sensibles de la economía mexicana, como puede ser su sector agroexportador.
Y, entonces, quizás el presidente pida a los afectados que hagan un ‘sacrificio’ en defensa de la soberanía del país.
El TMEC logró salvarse luego de diversos intentos de tumbarlo por parte del presidente Trump.
Y ahora ese tratado es esencial para las esperanzas del país en el largo plazo.
Sin embargo, su cuestionamiento, como seguramente vendrá a partir del próximo 16 de septiembre de voz del propio presidente López Obrador, puede minar gravemente esas esperanzas.
Veremos si hay la inteligencia para evitarlo.