El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dijo ayer en la conferencia mañanera que no habrá marcha atrás en las políticas energéticas de México, y que Estados Unidos se convencerá de que no son violatorias del tratado comercial que tenemos con nuestros vecinos, el TMEC.
La afirmación pareciera una respuesta al hecho de que el embajador Ken Salazar reafirmó esta semana que las consultas entre ambos países continúan sin llegar a una terminación.
El viernes pasado, AMLO señaló que el gobierno norteamericano había desistido ya de la posibilidad de convocar a un panel de solución de controversias en el marco del TMEC.
La USTR, la oficina comercial del gobierno norteamericano, rechazó el fin de semana pasado que ya se hubiera descartado la instalación del panel, lo que pareció reafirmarse con las afirmaciones del embajador Salazar.
Esto quiere decir que las negociaciones van a continuar, ahora, en el caso de México bajo la conducción de la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro y del subsecretario de Comercio Exterior, Alejandro Encinas Nájera.
Los nombramientos de los dos funcionarios, realizados hace apenas unos cuantos días, si bien no tienen que ver solamente con las negociaciones del TMEC, van a influir en ellas, sobre todo para el caso de Encinas Nájera.
Es usual que una nueva responsable de una secretaría como Economía, llegue con su equipo. Eso es perfectamente visible en el nombramiento del subsecretario de Industria y Comercio, Luis Abel Romero López, quien ha sido colaborador de Buenrostro desde que era Oficial Mayor en la Secretaría de Hacienda.
Sin embargo, Encinas Nájera no había colaborado previamente con ella, lo que hace pensar que su nombramiento vino desde la Presidencia de la República.
¿Qué mensaje envió el presidente López Obrador con esta designación?
Dado que no se trata de un experto en comercio exterior, y de que incluso se excluyó ya a otras personas con formación técnica sólida pero que venían de administraciones anteriores, pareciera que se trató de una designación política.
Es decir, el gobierno mexicano está privilegiando las decisiones políticas por encima de cualquier discusión técnica.
Creo que el gobierno de Estados Unidos no va a ir a la confrontación, sino que dará el beneficio de la duda a los nuevos funcionarios.
Esa ha sido la filosofía y el estilo del gobierno de Biden.
De hecho, al estar tan cerca de su proceso electoral de medio término, lo más probable es que no emprenda ninguna acción hasta pasadas las elecciones del próximo martes 8 de noviembre o quizás hasta después de la cumbre de los tres mandatarios, que se va a realizar en diciembre en México.
De hecho, AMLO habló ayer por la tarde con el presidente Biden.
Apueste usted a que en la conversación no hubo reclamo de Biden respecto al tema energético, sino una discusión de cómo será la reunión trilateral.
La información oficial es que se habló de migración, seguridad y cooperación.
Asuntos como el de la controversia energética, no se abordan a nivel presidencial.
EU seguirá con la buena disposición de llegar a acuerdos.
Pero necesita signos de que México está en el mismo plan.
El reto de la secretaria Buenrostro será convencer a Rocío Nahle de flexibilizar su posición. Y si no lo lograra, entonces convencer al presidente de la conveniencia de adoptar una postura negociadora para instruir a las áreas de energía a hacerlo.
Lo último que quisiera la secretaria Buenrostro es dar lugar a un conflicto que podría costarle mucho a México. Generar costos al gobierno mexicano iría en contra de lo que hizo los últimos años.
Los negociadores norteamericanos son pragmáticos. No les interesa que Encinas se haya tomado una foto frente a Lenin o que sea doctor en ciencias y humanidades por la UAM. Lo que buscan es obtener resultados.
No descarte usted que la falta de experiencia del nuevo subsecretario abone a que sus asesores, algunos del sector privado, puedan influir más en sus posiciones y conducir a mejores resultados.
Hay el riesgo de que prevalezca la visión ideológica, pero también cabe la posibilidad de que la visión mexicana sea ahora más flexible.
Ya veremos.
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