Agustín Carstens es quizás el economista latinoamericano más prestigiado en la actualidad.
No solo encabeza el ‘banco central de los bancos centrales’ a nivel global, el Banco de Pagos Internacionales (BIS), sino incluso ahora se le ha reconocido con el Premio Rey de España que habrá recibir en marzo del próximo año.
Carstens estuvo en México esta semana con motivo de los 20 años de la oficina del BIS en nuestro país.
Pero, además, encabezó una reunión de banqueros centrales de la región.
Y hubo oportunidad de conversar con él y conocer algunas de sus opiniones.
Como siempre, él no habla de ningún país en lo particular, norma del BIS, sino solo de la condición financiera global.
Las interpretaciones que le doy son solo mías a partir de esa conversación.
Aunque las decisiones que tomen quienes dirigen los bancos centrales pueden afectar asuntos tan elementales como el costo de la comida o la posibilidad de contar con empleo, a veces parecieran muy distantes del ciudadano común.
Hoy el mundo vive la inédita situación de tener inflación prácticamente en todas partes.
Y, el reto de los bancos centrales es bajarla lo más rápido posible con el menor costo social.
Subrayo que con el menor costo… porque sin duda habrá un costo.
Si de por sí, hoy existe una situación complicada, lo es más por el hecho de que haya una interdependencia entre las economías del mundo y un banco central que marca la pauta global: la Reserva Federal de Estados Unidos.
Sí, es más de lo mismo, porque esa es la realidad.
Si usted piensa que la discusión respecto a si el Banco de México debe continuar ‘copiando’ las decisiones de la Reserva Federal es exclusiva de nuestro país, se equivoca.
Hay una buena cantidad de bancos centrales de la región y de otras latitudes que se encuentra en la misma disyuntiva.
Y, por lo pronto, la perspectiva que existe es que el banco central norteamericano encabezado por Jerome Powell no solo no baje pronto las tasas de interés, sino que continúe con alzas en los siguientes meses y que las bajas no vengan sino hasta el final de 2023 o quizás en 2024.
Tal vez lo que tengamos sea una desaceleración de los incrementos, pero no bajas.
Y quizás las tasas permanezcan altas todo 2023 y quizás hasta parte de 2024.
Hay muchos, incluyendo gobiernos y grandes inversionistas, que no han entendido la profundidad del proceso inflacionario.
Todavía piensan que en cuestión de meses vamos a regresar a la normalidad y que las tasas de interés estarán en niveles cercanos a los que teníamos en 2019.
Es algo que se ve muy remoto.
La lección que puede verse desde el observatorio desde el cual se ven las perspectivas de los bancos centrales de casi todo el mundo, la sede del BIS en Basilea, Suiza, es que tardaremos un buen tiempo en regresar a los niveles de tasas que teníamos antes de la pandemia.
A veces nos resistimos a calibrar el cambio que se dio en los mercados financieros y pensamos en que regresaremos a esa ‘normalidad’ a la que nos referimos, en un plazo relativamente corto.
Más nos vale asumir el hecho de que eso está muy distante y que quizás ya no vuelva porque tendremos otro entorno económico y financiero en los siguientes años.
Ojalá en México, el gobierno escuchara al economista mexicano más influyente del mundo.
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