Viene un periodo difícil para la economía, la política y la vida social de México.
El cierre del 2022 y el arranque del 2023 se perfilan como un periodo de incertidumbres y dificultades.
Permítame este breve recuento.
1-El atentado a Ciro Gómez Leyva.
El hecho es ominoso por varios motivos. El primero porque, para quien lo perpetró, la relevancia del personaje no fue un obstáculo. Salvo que haya resultados inmediatos de la investigación y se dé con los responsables materiales e intelectuales en el corto plazo, estará pendiente sobre la sociedad la espada de Damocles de un futuro atentado a algún personaje del país a quien el blindaje no salve.
Imagine el ambiente político nacional ante una circunstancia en la que hubiera una circunstancia de esa gravedad.
Pero hay otro hecho muy preocupante. Una parte de simpatizantes de la 4T, incluyendo funcionarios públicos y medios, han sugerido que, o bien se trató de un “autoatentado” o bien son los “conservadores”, los que lo perpetraron.
Ese nivel de odio e irresponsabilidad son el augurio de tiempos aciagos, en los que la violencia en redes sociales puede desbordarse hacia el mundo material.
Igualmente, puede ser la muestra de que un hecho de sangre podría ser justificado y aceptado por los grupos más radicales de la 4T.
2-La crisis que traerá la reforma al INE.
Pareciera buena noticia el hecho de que las inconstitucionales reformas a las leyes electorales se hayan quedado pendientes, probablemente para febrero. Pareciera también ser buena noticia que no se vaya a incluir la llamada “cláusula de vida eterna”, que asegura la existencia de partidos satélites, cuyos votos podrían dar mayorías artificiales a la 4T.
Pero, creo que la mala nueva es que, tras promulgarse esta reforma, tentativamente en febrero, va a quedar un periodo más corto para que pueda ser impugnada en tribunales y para que los que estén en desacuerdo puedan emprender acciones de inconstitucionalidad que puedan ser resueltas por la Corte antes de que comience el proceso electoral.
Podemos tener un escenario de enorme confusión, con procesos electorales en marcha, como los de los estados de México y Coahuila, y estar en la antesala del proceso federal del 2024, con leyes impugnadas y con fuerzas políticas que cuestionan las reglas del juego que se han establecido, además de tener un árbitro electoral debilitado.
3-Un presidente que toma decisiones con ira.
Dos hechos que se presentaron la semana que termina muestran a un presidente enojado, que toma decisiones que pueden poner en riesgo las relaciones internacionales de México o un sector tan vital como la aviación comercial.
Sorpresivamente, el viernes pasado, el presidente volvió a subrayar que las relaciones como el gobierno español siguen en pausa. Esto ocurrió a pesar de que apenas el jueves, el canciller español, José Manuel Albarez y otros ministros, se habían reunido con Marcelo Ebrard, en el marco de XIII reunión de la Comisión Binacional México-España para relanzar las relaciones entre ambos países. El gobierno español señaló que la reacción del presidente López Obrador es “incomprensible”.
Es obvio para cualquier observador que fue una reacción de enojo ante la decisión española de conceder un permiso de trabajo y residencia temporal al expresidente Felipe Calderón.
También conocimos que finalmente, el presidente López Obrador envió al Congreso una propuesta de reforma legal para permitir que las aerolíneas extranjeras puedan hacer cabotaje en México.
El impacto que esta decisión tendría sobre las aerolíneas mexicanas es gigantesco, pues las sometería a una competencia desventajosa, particularmente con aerolíneas de Estados Unidos.
Lo cual se suma a las restricciones que tienen ante la pérdida de la categoría 1 de seguridad aérea, que limita sus operaciones en vuelos México-EU.
Y pareciera que todo tiene que ver con el hecho de que el presidente está molesto ante al bajo uso que le dan las aerolíneas mexicanas al aeropuerto Felipe Ángeles.
4-El freno de la actividad económica y la “cuesta de enero”.
Los incrementos de las tasas de interés en el mundo ya están empezando a tener efecto. En el mes de noviembre, los indicadores de consumo tanto en México como en Estados Unidos ya mostraron caídas.
El INEGI presentó un nuevo indicador que confirma un retroceso del consumo en el onceavo mes del año y en EU, también hubo una caída.
Tendremos un arranque de año complicado con una inflación todavía muy elevada que hará más empinada la “cuesta de enero”, pero ahora con signos de retroceso en la actividad productiva.
Ponga juntos todos estos ingredientes y tendrá una perspectiva complicada para los primeros meses del 2023.
Ojalá, como país y como sociedad, podamos volver a encauzar nuestra vida pública para minimizar los efectos de decisiones que pueden causar mucho daño a México.