Coordenadas

Tras las sonrisas, viene el pleito

EU no va a intercambiar la presencia de los migrantes irregulares en México por la omisión de un litigio comercial. Los temas se mueven en circuitos diferentes.

La visita del presidente Joe Biden a México fue un éxito político tanto para él como para el presidente López Obrador.

La reunión cumbre de los tres mandatarios de Norteamérica, la segunda que se realiza en las administraciones de López Obrador y Biden, también puede considerarse muy exitosa en tanto se puso énfasis de las oportunidades que ofrece la región de Norteamérica.

La propuesta de buscar la “sustitución de importaciones” que hizo el presidente López Obrador fue una manera “setentera” de nombrar a un proceso del siglo XXI, que tiene que ver con el nearshoring.

Biden y Trudeau más bien refirieron las oportunidades que ofrecen los semiconductores, que hoy mayormente se importan de Taiwán o bien la provisión de insumos para las energías limpias, que una fuerte proporción provienen de China.

Cada uno le puso énfasis a su narrativa, pero desde luego con el anfitrión, López Obrador, controlando el micrófono.

Ayer ya no hubo una versión tan insistente respecto a la integración de América Latina, como el lunes.

La monopolización de la palabra por parte del presidente mexicano en el mensaje a medios del día de ayer, no va a pasar de una anécdota.

El problema es que las sonrisas del encuentro no serán suficientes para evitar el litigio que vendrá próximamente, por lo menos en materia energética.

Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional del gobierno de Biden, señaló claramente hace un par de días que los pasos siguientes respecto al tema energético que dará el gobierno de Estados Unidos dependerían de los acuerdos que hayan podido lograrse en la visita.

Y resultó claro que este tema no fue parte de la discusión pública de los líderes de los tres países.

En su visita a Estados Unidos en julio del año pasado, el presidente López Obrador, en su reunión bilateral con Biden, tomó casi media hora para ofrecer su mensaje contra unos cuantos minutos del presidente de Estados Unidos. Ayer ocurrió igual.

Pero lo relevante es que apenas días después de esa reunión, la Oficina Comercial de la Casa Blanca propuso el inicio de consultas formales con el gobierno mexicano por las presuntas violaciones al TMEC por parte del gobierno mexicano en materia de energía.

El hecho de que no se haya llegado a un acuerdo respecto a este punto en la reunión de líderes de las tres naciones es un mal augurio.

No sería sorpresivo que, en los siguientes días o semanas, tras más de cinco meses de consultas, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, ya sea conjuntamente o por separado, requirieran la formación de un panel de expertos para dictaminar en torno a las posibles violaciones de México a las cláusulas del TMEC.

Si eso ocurre, no será por la falta de esfuerzos de la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, para llegar a acuerdos, sino por el hecho de que el gobierno, y particularmente las áreas vinculadas a la política energética no han querido flexibilizar su posición, o si lo han hecho, ha sido en una medida completamente insuficiente.

Todavía nos falta conocer el tono del encuentro bilateral que hoy sostendrán Justin Trudeau y el presidente López Obrador, pero creo que lo más probable es que se mantenga en el tono amable y cordial que se manifestó desde el domingo pasado, tras la llegada de Biden.

Sin embargo, cuando ya hayan quedado atrás los protocolos y las buenas maneras, nuestros vecinos evaluarán los resultados y los desafíos que existen.

Creo que EU no va a intercambiar la presencia de los migrantes irregulares en México por la omisión de un litigio comercial. Los temas se mueven en circuitos diferentes.

Así que me parece que pronto veremos cómo se desvanecen las sonrisas y de nueva cuenta entramos en el “modo litigio”, que nos va a generar inquietud en los siguientes meses.

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