Coordenadas

Los ganadores y perdedores del dólar barato

La apreciación de la moneda mexicana frente al dólar puede ser una buena o mala noticia, depende de la perspectiva con la que se mire.

La visión popular considera un abaratamiento del precio del dólar como un resultado positivo para la economía, y al revés, una depreciación del peso frente al dólar como una mala noticia.

La realidad es que todo depende de la perspectiva desde la que se mire.

Hay ganadores y perdedores con el fortalecimiento de nuestra moneda.

Va la lista de algunos de ellos, que están incluso en la política.

1.- AMLO.

El presidente de la República tiene perfectamente clara la mentalidad de la mayoría de los ciudadanos, que ven como un logro la apreciación del peso y como un fracaso la depreciación.

Esa percepción no es gratuita. La historia de México ha estado llena de devaluaciones del peso frente al dólar, asociadas casi siempre con crisis económicas.

AMLO retomó, sin decirlo, aquella frase atribuida a José López Portillo, que decía que un presidente que devalúa se devalúa.

En términos políticos, puede también tomarse como cierto lo opuesto: un presidente que mantiene un peso fuerte es un presidente fuerte.

La paridad del peso frente al dólar no es producto de la voluntad de AMLO, pero éste la aprovecha plenamente.

2.- Banxico.

En una economía tan abierta como la que tenemos, con un volumen de importaciones de 600 mil millones de dólares al año, un peso que se aprecia es un factor que ayuda a mantener el control de la inflación, en la medida que abarata los precios de los productos importados, algo positivo para el objetivo del Banco Central, que sufriría más con un peso débil.

3.- Los importadores y los que tienen deudas en dólares.

Se trata desde aquellos que compran bienes de consumo a China para venderlos en los tianguis o de los que adquieren maquinaria sofisticada. Un peso fuerte implica que las importaciones se hacen más accesibles y sus costos se abaratan. No puede dejar de subrayarse el beneficio que tienen Pemex y el gobierno, el primero por el abaratamiento en la compra de combustibles y el segundo, por el menor costo de sus obligaciones en dólares.

Vamos ahora con algunos perdedores.

1.- Los exportadores.

Pierden sobre todo los exportadores que tienen una enorme cantidad de costos en moneda nacional.

Un caso muy claro es el de los productores agropecuarios. Aunque tienen algunos insumos importados, la mayor parte de sus costos son en moneda nacional. Lo que ha pasado en los últimos meses reduce fuertemente la rentabilidad de los productos que venden al exterior, trátese de aguacate, carne o tequila, solo por citar algunos.

2.- Los receptores de remesas.

Las familias que reciben ingresos por remesas han perdido significativamente. Cuando el dólar estaba a 20 pesos, recibían 2 mil pesos por cada 100 dólares.

Con un dólar a 17.95, reciben 1 mil 795 pesos. Esto significa una pérdida de 10 por ciento.

3.- Los receptores turísticos.

Hoteleros y proveedores de servicios turísticos, tienden a cotizar sus servicios y tarifas en dólares. Si los ajustan hacia arriba para que la cantidad que reciben sea la misma en pesos, encarecen los servicios y eventualmente pueden perder clientela.

Si no los ajustan y pagan servicios en pesos, también pierden rentabilidad, pues los dólares que reciben equivalen a menos pesos.

4.- Opositores a AMLO.

Algunos de los opositores a López Obrador anticipaban una fuerte depreciación de nuestra moneda derivada de una pérdida de confianza de los inversionistas. No ha sido así.

Tenemos un régimen cambiario en el que el precio del dólar se determina por la oferta y la demanda.

No lo decide ni el gobierno ni el Banco de México; al menos no directamente.

Hasta ahora ese régimen ha funcionado correctamente, impidiendo crisis cambiarias como las que vivimos en el pasado.

Sin embargo, las fluctuaciones en cualquier sentido crean ganadores y perdedores en la economía y también en la política.

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