Las elecciones de este domingo en los estados de México y Coahuila marcan el comienzo de una nueva etapa en la vida política del país.
A partir de mañana, el entorno ya será otro, sean cuales sean los resultados de las votaciones de hoy.
Permítanme analizar los cambios previsibles que habrán de suscitarse en tres frentes diferentes.
1-La candidatura presidencial de Morena.
El presidente de la República y sus operadores en Morena solo estaban esperando la jornada electoral de hoy para detonar el comienzo del proceso de selección del candidato presidencial.
Salvo que una sorpresa suceda, la cual nunca está descartada, es previsible que quizás hacia el mes de julio o agosto a más tardar se realice una encuesta en la que participen tres prospectos: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.
Antes, a través de algún otro mecanismo, se buscaría la eliminación de los otros aspirantes como Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña o Manuel Velasco.
El presidente será quien tome la decisión respecto a quién será el candidato de Morena y quizás su sucesor, pero ésta deberá tener la forma de una encuesta.
Lo que resulta claro es que López Obrador sabe que no puede llegar a septiembre sin que haya una definición pues los roces entre los aspirantes serían cada vez mayores y el riesgo de divisiones al interior de Morena crecería.
Con las cosas como están hasta ahora, una encuesta que se realice en pocas semanas le da ventaja a Claudia Sheinbaum mientras que otra que tarde más tiempo podría dar mayor oportunidad de remontar el terreno a Ebrard o incluso a Adán Augusto.
2-La definición de la fórmula para elegir a un candidato del frente opositor.
Aun considerando la posibilidad de la derrota en el Estado de México, no habrá marcha atrás en la formación de un frente opositor de los partidos que conforman la alianza Va por México.
La tarea que las dirigencias partidistas tienen a partir de mañana es ahora sí ya aterrizar el mecanismo de selección de su candidata o candidato.
Así como Morena tiene el reto de que impere la voluntad del presidente López Obrador, en forma de encuesta, así para los partidos que forman la Alianza, tratarán de que impere la voluntad de las dirigencias partidistas, pero con la apariencia de que es un proceso abierto a la sociedad civil.
Si hubiera un solo gran organismo de ciudadanos que pudiera imponer sus condiciones a los partidos, el margen de maniobra de las dirigencias partidistas sería muy limitado.
Pero como hay atomización, creo que tendremos un candidato presidencial proveniente de algo que puede denominarse ‘nomenklatura’, es decir, que goce del respaldo de las maquinarias del PAN y del PRI, y que sea aceptable para la dirigencia del PRD.
Puede haber sorpresas, pero hoy ese es el escenario más probable.
3-La postura de Movimiento Ciudadano.
Con la astucia de Dante Delgado, lo más probable es que Movimiento Ciudadano postergue, como ya ha señalado, la definición de su candidato, hasta que las otras fuerzas políticas lo hayan definido.
Y creo que MC tiene varios escenarios, según sea el caso. Una opción es contender con un candidato propio pero la otra sería ir en la Alianza opositora si puede establecer sus condiciones.
No veo el escenario de que se sume a Morena y aliados.
La definición de la estrategia no solo va a depender de las perspectivas de la elección presidencial sino también de las de legisladores y gobernadores. Tendrá el reto de retener Jalisco y ampliar su presencia en las Cámaras.
La forma en que juegue MC, sin duda va a influir en los resultados de la contienda, como ya ocurrió en el Estado de México. Puede favorecer o afectar a Morena.
Sea el resultado que sea, a partir de mañana lunes, el panorama político del país ya será otro.