Se ha discutido ampliamente sobre el tema de la legalidad de las precampañas que no son precampañas, de los precandidatos que no son precandidatos de Morena.
Pero el INE ni por enterado.
Este proceso será para designar a un candidato que no será candidato sino coordinador.
Y todo parece regulado por una autoridad electoral que por lo pronto no es autoridad electoral, sino que ve los toros desde la barrera y se le olvidó que es el ‘inspector autoridad’.
Pero, el absurdo de este proceso va más allá.
Si el procedimiento para elegir al coordinador/candidato es a través de una encuesta aplicada a población abierta, las ‘corcholatas’ están perdiendo su tiempo realizando movilizaciones que involucran fundamentalmente a la estructura de Morena.
Si las reglas se siguen, los más fieles están perdiendo recursos y tiempo.
Si la encuesta que en teoría determinará el resultado utiliza algún tipo de filtro para dar valor exclusivamente a las respuestas de los simpatizantes de Morena, entonces, sí tendría sentido la realización de giras.
Si no, es una pérdida de recursos y de tiempo.
Falta que se definan reglas específicas para el levantamiento de la encuesta a nivel nacional y también que se elijan a las cuatro firmas que habrán de realizar “encuestas espejo” a la que realice Morena, pero todo indica que el único filtro que habrá de aplicarse para recoger las opiniones de los ciudadanos es si tienen credencial de elector, como se hace de manera usual en las encuestas de intención de voto.
Si se quiere que el margen de error estadístico de la encuesta o encuestas que se levanten sea más pequeño, se tendría que encuestar a algo así como a 5 mil personas para obtener quizás un margen de error de +/- 1 por ciento.
La diferencia entre una elección de cualquier tipo y una encuesta es que la primera es un ejercicio que requiere la voluntad de un elector para acudir a una casilla o una mesa de votación.
En el caso de la encuesta, la única voluntad que se requiere del elector es la de contestar la pregunta que le haga el encuestador, que acudirá a su domicilio.
Las actividades de las ‘corcholatas’ se están realizando como si se hubieran diseñado para una elección y no para una encuesta.
Insisto, para una encuesta son irrelevantes las movilizaciones que se realicen, más aún en localidades pequeñas.
¿Cuántos de los posibles encuestados estarán en contacto con los ‘no candidatos’ de Morena durante las giras que realicen en poco más de dos meses?
Una proporción relativamente menor de la población del país, sobre todo si se tienen recursos económicos limitados.
No es improbable que ninguno de los que acudan a los mítines de las ‘corcholatas’ sea encuestado, aunque los morenistas ni siquiera registren este hecho.
Quienes recuerdan las campañas del ingeniero Cárdenas, recorriendo hasta los más pequeños pueblos, saben que eran así.
Cuauhtémoc podría destinar un día completo para acudir a un poblado lejano, aunque solo consiguiera 100 votos.
En términos de la búsqueda de impacto en la población que pueda ser hipotéticamente parte de la encuesta, las ‘corcholatas’ van a estar desperdiciando recursos si realizan movilizaciones en plazas públicas, en lugar de buscar espacios en medios electrónicos, digitales o cualquier otro que maximice su alcance.
Pero, hay otro problema.
Aun suponiendo una muestra elevada con un margen de error escaso, la encuesta es un ejercicio probabilístico, es decir, sujeto a un margen de error.
Imagine por un momento que la diferencia entre el primero y segundo lugar en la encuesta es de 0.6 puntos porcentuales y el margen de error es de 1 por ciento, ¿a pesar de ello se daría como ganador a quien esté en primer lugar por esa diferencia pese a la posibilidad de que ese lugar sea resultado de un error estadístico?
Ni idea.
Pero hay otro problema.
Como habrá una encuesta base y luego cuatro encuestas espejo, ¿qué es lo que sucedería en caso de que haya discrepancias si el resultado marca un margen estrecho?
No se sabe aún.
¿Será transparente el esquema o Morena mantendrá un esquema en el que exista discrecionalidad suficiente para definir al ganador?
¿Y qué dirá Marcelo Ebrard que ya pasó por un proceso como éste?
De lo que resulte, dependerá el futuro político del país.
Estamos en un momento en el que en realidad nadie sabe cómo serán las cosas.
Estamos peor que con la Selección Mexicana de futbol, lo cual ya es mucho decir.