Obviamente la pregunta que encabeza esta columna es algo metafórico: la economía no vota por nadie. Son los electores los que lo hacen.
Sin embargo, desde que James Carville, estratega de la campaña de Bill Clinton en 1992, usó la conocida frase: “¡Es la economía, estúpidos!”, para aludir a la relevancia que debieran tener los temas económicos en las campañas electorales, subsiste la idea de que la economía puede ser determinante de las inclinaciones de los votantes.
Creo que no es tan lineal el asunto.
Por ejemplo, en 2018, Andrés Manuel López Obrador consiguió un arrollador triunfo con una narrativa en la que hablaba poco de la economía y mucho de la corrupción de la clase política mexicana.
Y lo más ingenuo sería imaginar que los electores van a tomar su decisión evaluando el desempeño del PIB.
Diversos críticos del gobierno de AMLO argumentan, con razón, que casi al margen de los resultados de 2023 y 2024, este sexenio será el que tenga el más bajo crecimiento del PIB desde el periodo de Miguel de la Madrid, entre 1982 y 1988.
La realidad es que al grueso de los votantes la medición del PIB le tiene sin cuidado.
La economía que les preocupa es la que ven en su bolsillo.
Y, en ese caso, las cosas no pintan tan mal como los comparativos macroeconómicos dicen.
Consideremos el salario medio de cotización al IMSS, pues ha resultado muy obvio que el salario mínimo ha crecido extraordinariamente.
Este indicador, que es una buena representación de los ingresos de los trabajadores del sector formal de la economía, creció en 0.4 por ciento en términos reales durante el sexenio de Calderón; lo hizo en 2.2 por ciento en la administración de Enrique Peña, y en los cuatro años y medio del sexenio de AMLO que concluyeron en junio, tuvo un incremento acumulado de ¡21 por ciento en términos reales!, diez veces más que con Peña.
Otro indicador interesante es el del ingreso laboral real per cápita, calculado por el Coneval. Entre el primer trimestre de 2013 y marzo de este año tuvo un alza de 22 por ciento en términos reales.
Claro que en la pandemia bajó fuertemente, pero no solamente ya se recuperó de la caída, sino que está también cerca de 20 por ciento por arriba del nivel de diciembre de 2018.
Sume estos datos al comportamiento del empleo total, que también ha alcanzado sus máximos históricos y podrá llegar a la conclusión de que hay una parte importante de la población que percibe que hoy está mejor.
Sea quien sea el candidato de la oposición, se trate de uno o dos, al momento de retar a Morena y al presidente López Obrador, deberán desarrollar narrativas que no intenten decirle a la gente que la economía es un desastre porque no se lo van a creer.
El aprecio de muchos millones de personas por los programas sociales llevaría al suicidio político a quien pretendiera cambiarlos por representar una política asistencialista y clientelar.
Sea Xóchitl o cualquiera otra persona quien encabece a la alianza opositora, tenga la certeza de que Morena va a acusarla de que sus verdaderas intenciones tienen que ver con la eliminación de esos programas o con la instrumentación de otra política salarial.
Regresando a la pregunta original, la narrativa que intente apalancar la crítica al gobierno de AMLO en la economía simplemente no va a funcionar, salvo que tuviéramos una crisis financiera en los próximos meses.
Si la estabilidad persiste y la inflación sigue bajando, así sea poco a poco, y el crecimiento del empleo continúa, no me cabe la menor duda de que la economía “estaría votando”, así figuradamente, por Morena.
La oposición tendrá que buscar otros ámbitos si quiere ser realmente competitiva.
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