Los opositores al actual gobierno describen frecuentemente el desastre que hay en múltiples planos de la vida nacional.
Se puede tratar de la seguridad o bien de la educación o la salud. En esos ámbitos, si se tratara de evaluar al sexenio actual, seguramente saldría reprobado.
Pero, entonces, ¿por qué ha ganado Morena en la mayoría de los estados en los que se han realizado elecciones para gobernador? ¿Por qué el nivel de aceptación de López Obrador se ha mantenido en cerca de 60 por ciento? ¿Por qué en los escenarios hipotéticos del 2024, Morena y sus candidatos van adelante?
En el bloque opositor hay una discusión que apenas ha asomado, pero que va a crecer en las próximas semanas y que será crucial para el destino de la elección del 2024.
Algunos piensan que cualquiera que sea el candidato o candidata, debe plantear en su diagnóstico que el país es un desastre y que la opción opositora lo que ofrece es reconstruirlo.
Los partidarios de esta estrategia citan el caso de los niños con cáncer, del desastre general del sistema de salud, de la ideologización de la educación, de la inseguridad rampante, de las agresiones a los opositores, de la pérdida del Estado de derecho… y súmele.
Aunque hay muchos que coinciden en lo anterior, las encuestas nos muestran que hay muchos otros que no están de acuerdo con esa visión.
Si la elección del 2024 se vuelve un plebiscito respecto al estado general del país, Morena tiene las mayores probabilidades de ganar.
Hay un amplio segmento de la población al que hoy le va mejor.
Pero no crea usted que solo son los beneficiarios de los programas sociales. Muchas empresas ven que su horizonte de crecimiento para los próximos años es el mejor en décadas.
Y ya le están invirtiendo en cantidades sin precedente en los últimos años.
Más allá de lo que digan en las encuestas, el dato más reciente de la compra de maquinaria y equipo, según el INEGI, es el más alto de toda la historia y superó en 7.3 por ciento al nivel más elevado al que se llegó en el sexenio pasado en el mes de junio de 2018.
Si, como algunos piensan, el sexenio de AMLO ha sido un desastre, sería fácil para la oposición ganar las elecciones del 2024.
Pero, sea Xóchitl, Creel o De la Madrid quien resulte abanderado del Frente opositor, tendrá que enfrentarse a un segmento muy amplio de la población que piensa que el país va mejor.
Si no se parte de esa premisa y se pretende construir la narrativa de una campaña sobre la idea de que el país es un desastre, casi podría asegurarle que Morena y sus aliados ganarían con una cómoda ventaja, pues una parte amplia de la población sería refractaria a ese discurso.
Las críticas de algunos personajes como Vicente Fox son una caricatura. Si el PAN y el Frente no logran callarlo pronto, puede producir un descrédito mayúsculo para Xóchitl o para quien sea el candidato.
Pero no solo es Fox, él solo es la versión más extrema de toda una corriente.
Si la narrativa de la oposición apunta a argumentar que en el pasado estábamos mejor y que hay que dejar atrás lo que Morena cambió, su derrota será inevitable.
La clave para que la oposición pueda ser competitiva será la capacidad de construir un nuevo relato de país que haga pensar a los indecisos, que representan cerca del 30 por ciento de los potenciales electores, que los objetivos originales de AMLO se quedaron atrapados entre la ineptitud, la burocracia y la corrupción, pero que puede haber una nueva opción política, así tenga el respaldo de partidos tradicionales, que recupere esos objetivos y los actualice.
Si Xóchitl o quien abandere la coalición opositora, no avanza en ese relato, va a fracasar.
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