El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que él dejará de ser el dirigente de la 4T en cuanto se defina a la persona que coordinará la defensa de su movimiento y que luego será convertida en candidata a la Presidencia.
Esto ocurrirá el próximo 6 de septiembre, exactamente en 34 días.
Esto fue lo que afirmó el presidente el pasado 26 de junio:
“Hay un proceso de renovación en la dirección del movimiento de transformación de Morena. Yo ya voy a entregar la estafeta una vez que haya coordinador o coordinadora del movimiento de transformación. Yo, en septiembre, dejo de representar al movimiento de transformación y surge un dirigente, hombre o mujer, que se va a hacer cargo de la promoción de todo el proceso hacia adelante. Porque si bien es cierto que yo no he abandonado las funciones de gobierno, mucha gente me ve como dirigente del movimiento. Entrego esa responsabilidad y me dedico un año a concluir las obras de gobierno”.
Si eso realmente ocurriera y López Obrador dejara a un lado la política partidista aunque él no la denomine así, tendríamos un giro de 180 grados en México durante los siguientes meses.
Para hacer efectiva esa oferta AMLO tendría que… suspender las conferencias mañaneras, pues una parte sustantiva de su contenido tiene que ver con la política partidista, con las críticas a los que él denomina sus adversarios y con la apología de su gobierno.
El o la candidata de Morena y sus aliados, aunque aún no se le denomine de esa manera, debería llenar el espacio público con sus dichos y hechos, y López Obrador tendría que hacerse a un lado.
Tengo la ligera sospecha de que no será así.
El presidente impugnó resoluciones del Tribunal que lo instruyen a no abordar temas electorales en sus conferencias argumentando que al no estar aún en el periodo electoral, AMLO puede hablar de estos temas sin restricciones y sin violar la Constitución.
“Van a sacar unas recomendaciones, reglas, unos lineamientos, reglas generales, ojalá lo hagan. Claro que los conservadores, los conservadores corruptos, hipócritas, pues quisieran que ya no existieran las mañaneras”.
Otra argumentación es que las respuestas que ofrece a las preguntas de la prensa son espontáneas, por lo que no pueden calificarse como si fuera una declaración o comunicado.
Por donde lo vea, López Obrador está buscando la manera de escaparse de las restricciones que le puedan imponer las autoridades electorales.
Si se va a dedicar, como él mismo lo dijo en la declaración que referíamos, a concluir las obras de gobierno, no debiera estar preocupado por hablar o no de los asuntos electorales.
Si no va a ser así y va a seguir hablando sobre estos temas en el curso de las próximas semanas y meses, aun cuando ya exista un “coordinador de la defensa de la 4T” o como se le vaya a llamar, entonces se explica su impugnación y la búsqueda de argumentos para eludir la instrucción de la autoridad.
A la pregunta de si el país va a cambiar en 34 días, la respuesta es sí, pero no por el hecho de que AMLO se vaya a dedicar a “terminar obras” en su gobierno sino porque, a partir de los primeros días de septiembre quedarán definidos los dos personajes que van a contender por la Presidencia en 2024.
No tengo duda que una de ellas será Xóchitl Gálvez y el 6 de septiembre conoceremos quién será por parte de Morena.
Aunque a AMLO no le vaya a gustar y vaya a seguir queriendo atraer los reflectores, a partir de entonces la conversación pública va a estar dominada por esos dos personajes y ese hecho, ya lo verá, cambiará profundamente la dinámica del país.
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