El tipo de cambio del peso frente al dólar llegó a un mínimo de 16.62 pesos el pasado 28 de julio. Desde entonces y a lo largo de los días recientes, el precio ya aumentó y ayer llegó por algunos momentos a 17.35 pesos, un encarecimiento de casi 70 centavos en cuatro jornadas.
Este comportamiento ha puesto sobre la mesa la pregunta que encabeza este artículo: ¿Comenzó ya el rebote del dólar? ¿Tendremos un comportamiento del dólar que ya se mueve en una dirección diferente?
Mi opinión es que es poco probable que veamos a partir de ahora un alza consistente del precio del dólar, pues los factores fundamentales que condujeron a la apreciación del peso o el debilitamiento del dólar no han cambiado en lo fundamental.
Lo que presenciamos en estos días es un comportamiento volátil del dólar que derivó principalmente de una serie de reacciones a la degradación de la deuda pública norteamericana por parte de Fitch.
No hubo una reacción racional al hecho de que bajen la nota a los títulos de deuda norteamericanos, sino más bien un crecimiento de la aversión al riesgo, que casi como si fuera un reflejo condicionado genera un movimiento hacia los activos en dólares, como los Bonos del Tesoro, a pesar de que hayan sido degradados.
Creo, sin embargo, que esa circunstancia va a ser pasajera.
La caída del precio del dólar no ha sido continua, sino que ha sido interrumpida por periodos breves de alzas.
Por ejemplo, el 3 de marzo ya estaba en 17.95 pesos y luego el 15 de marzo rebotó hasta 18.97 pesos, un alza de más de un peso en 12 días.
Otro ejemplo ocurrió después del 15 de mayo. En esa fecha la paridad había llegado a 17.43 y para el 23 de ese mes estaba casi en 18 pesos.
Tal vez tarde algunos días en regresar a los niveles en los que operaba hasta hace pocas jornadas, pero salvo que hubiera un cambio inesperado, creo que regresará.
Los inversionistas han descontado ya que el Banco de México no moverá sus tasas de interés cuando dé a conocer su decisión de política monetaria el próximo jueves.
No se va a sumar a los bancos centrales que en América Latina ya decidieron iniciar el camino de regreso a tasas más bajas.
Las declaraciones del subgobernador Jonathan Heath, aunque no sea la posición oficial del Banxico, revelan cómo se está pensando en la Junta de Gobierno.
De alguna manera sugirió que habría una política monetaria restrictiva por ocho trimestres a partir del último del año pasado. Es decir, llevamos 3 y faltan cinco más.
Claro que es compatible que la política monetaria siga siendo restrictiva y que las tasas bajen.
No descarto esa posibilidad para las decisiones de política monetaria del 9 de noviembre o del 14 de diciembre.
Pero, sigue siendo tan amplio el diferencial entre México y Estados Unidos y otros mercados desarrollados, que aun si bajaran a fin de año, seguramente habría condiciones para tener un dólar relativamente barato, quizás por debajo de los 18 pesos hacia el fin de este año.
¿Cuándo podría haber entonces un cambio de dirección de mediano plazo en los movimientos de la divisa norteamericana?
Creo que el principal ingrediente que puede influir en ello es la política.
Si se percibe que el proceso electoral formal en el 2024 va a estar lleno de confrontación e incertidumbre, entonces creo que la percepción del riesgo va a ser suficientemente grande como para empezar a ver un dólar más caro.
Ojalá tuviéramos una normalidad democrática y cualquiera que fuera el resultado de la elección, las políticas tuvieran continuidad.
Pero, creo que tendremos meses tormentosos que inevitablemente van a pegarle a la paridad.
Ojalá nos equivoquemos.
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