¿Es la paridad de nuestra moneda frente al dólar resultado de una manipulación?
Hago esta pregunta porque he encontrado que diversas personas creen que el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha operado para buscar deliberadamente que tengamos un peso fuerte y un dólar barato.
Las causas de la fortaleza de nuestra moneda frente al dólar no tienen que ver con la voluntad presidencial, sino con otras causas.
Una de las principales es la política monetaria del Banco de México, política que ha derivado del mandato constitucional que tiene el banco central, de buscar que se preserve el poder adquisitivo de nuestra moneda, es decir, que haya una baja inflación.
La forma en que se ha expresado de manera concreta ese mandato, desde hace ya algún tiempo, es a través de metas específicas de inflación.
El objetivo es alcanzar una inflación de 3 por ciento, con un rango, hacia arriba y hacia abajo de un punto porcentual. Es decir, la meta es que no esté ni debajo de 2 ni arriba de 4 por ciento.
Las políticas instrumentadas por Banxico están diseñadas para lograrlo.
La última ocasión que la inflación en México estuvo en 3 por ciento o menos fue en mayo de 2020, mientras que el 4 por ciento, que establece el límite superior establecido por el Banxico, fue rebasado desde marzo de 2021.
Es decir, van prácticamente dos años y seis meses que estamos por arriba de lo deseado.
Y por esa razón las tasas de interés comenzaron a subir en junio del 2021.
Hoy están en 11.25 por ciento, un nivel que se encuentra 6.8 puntos porcentuales por arriba de la inflación.
El Banxico deberá decidir esta semana si mantiene las tasas en ese nivel o las modifica, y el consenso dice que las dejará sin cambio.
Es el hecho de tener un rendimiento tan elevado en los activos financieros en pesos es uno de los factores fundamentales que ha propiciado que tengamos un dólar tan barato.
Pero también hay otros elementos que contribuyen a ellos, como los ingresos de divisas derivados de los grandes volúmenes de exportación o la entrada de remesas, así como la expectativa de que habrá mayor inversión extranjera directa por el nearshoring.
El gobierno ha contribuido a dicha estabilidad con una política fiscal conservadora.
La convicción de que no habrá cambios sustanciales se apreció en el hecho de que el tipo de cambio casi no tuvo afectación luego de conocerse la propuesta de tener un déficit público equivalente al 4.9 por ciento del PIB en 2024.
Hay que tomar en cuenta que, además de los factores señalados, también ha contribuido al fortalecimiento del peso el que haya un nivel de aversión al riesgo relativamente bajo a escala global.
Si estallara una crisis financiera como la de 2008 o como otras que se presentaron en el pasado, aun con todos los factores domésticos señalados, quizás el tipo de cambio estaría bastante más arriba.
La internacionalización del mercado de pesos conduce a que no solo sean los eventos internos los que influyan en la paridad de nuestra divisa.
En toda esta revisión no cabe la posibilidad de que el presidente de la República haya ‘ordenado’ que se fortaleciera el peso frente al dólar.
Ese resultado ha sido mucho más complejo y de orígenes diversos.
Como ya le hemos comentado en este espacio, sus efectos también son muy diferentes según el sector de la economía del que hablemos.
¿Por cuánto tiempo tendremos un dólar barato?
Creo que nadie lo sabe.
Me parece que cuando el Banxico empiece el previsible camino a la baja en las tasas, quizás en algún momento del primer trimestre del 2024, podría darse una cierta depreciación de nuestra moneda.
Pero también podría ocurrir si, como algunos temen, los problemas financieros en China alcanzan una dimensión superior a la prevista y generan inestabilidad internacional.
Regresando a la pregunta que encabeza la columna: no, no hay manipulación del tipo de cambio como tampoco hay la certeza de que la estabilidad y fortaleza de nuestra moneda estén garantizadas.
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