Por primera ocasión en el sexenio, se dio esta semana una decisión que muestra la voluntad del gobierno de impulsar las inversiones asociadas al nearshoring.
El decreto que establece estímulos fiscales para los sectores vinculados con la relocalización industrial, al margen del lugar del país en el que se hagan las inversiones, es sobre todo muestra de una determinación de política pública.
¿Tomarán las empresas que evalúan instalarse o expandirse en México su decisión de hacerlo por el decreto referido?
Seguramente no. Pero será un argumento adicional a la hora de evaluar ventajas y desventajas.
Las cifras que publicó en un artículo en El Financiero el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, señalan que el gobierno ha registrado intenciones de inversión por 74 mil millones de dólares en 174 anuncios hechos.
Debe subrayarse que no se trata de inversiones realizadas ni tampoco que ese flujo, incluso si se concreta, vaya a llegar en 2024 o 2025. En algunos casos podría tardar más, no lo sabemos.
El monto promedio previsto está en el orden de 425 millones de dólares por proyecto, con una varianza muy amplia pues mientras hay proyectos, como el de Tesla, que podrían llegar a los 10 mil millones de dólares, habrá otros de apenas unas decenas de millones.
Las reacciones del sector privado al decreto de estímulos fiscales han sido muy favorables en lo general, pues se rompe el paradigma sostenido por la actual administración en el sentido de que a las empresas no se les debería de apoyar fiscalmente.
Ahora queda claro que cuando existe necesidad de hacerlo, de manera selectiva y acotada, se puede realizar.
Si a este decreto siguieran otros mensajes que confirmaran que hay una voluntad política para promover la relocalización industrial, creo que se podrían concretar más rápido las inversiones en ciernes.
Un caso muy claro es el de los permisos de generación eléctrica de fuentes renovables.
Si observáramos que hay más y más autorizaciones de la Comisión Reguladora de Energía para permitir el desarrollo de estos proyectos, también sería otra señal que indicaría que existe un compromiso claro para resolver un cuello de botella que puede ser crítico.
De 11 solicitudes que tiene la CRE apenas se han autorizado 3.
Hay que recordar que México no es el único destino para las empresas que están relocalizándose.
Hay otros países que están compitiendo con nosotros, Estados Unidos directamente es el principal competidor, pues hay una política explícita del gobierno de Biden para recuperar la manufactura.
Desde ayer está sobre la mesa el tema de si este conjunto de estímulos fiscales podría ser impugnado en el marco del TMEC por dar ventajas indebidas a la inversión a instalarse en México.
Habrá que analizar con lupa esta parte legal, pero por lo que toca a su significado en términos de políticas públicas, no puede dejar de decirse que se trata de una muy buena noticia.
Claro que la inversión va a explotar hasta el momento en el que los inversionistas vean señales claras de las políticas que aplicarían las dos principales aspirantes a la presidencia de la República.