Nadie duda que la Universidad Nacional Autónoma de México es una de las instituciones públicas más importantes del país.
Por eso, es tan relevante el proceso de sucesión de su rectoría, que deberá definirse en cuestión de días.
Quedaron 10 aspirantes entre muchos que se apuntaron y ahora, la Junta de Gobierno, que tomará la decisión de a quién elegir, ha concluido ya las entrevistas con los aspirantes.
Por primera ocasión en la historia de la UNAM, uno de los aspirantes con más posibilidades de llegar a la posición rectora de la máxima casa de estudios es un economista: el doctor Leonardo Lomelí, actualmente Secretario General, el puesto número dos de la UNAM desde hace ocho años, y en el pasado, director de la Facultad de Economía.
Tengo que confesar mi formación. Soy egresado de la Facultad de Economía de la UNAM.
Pertenezco a la generación 1977-1981.
Mi formación académica la realicé por entero en la UNAM, pues posteriormente cursé la que entonces se denominaba Maestría en Docencia Económica.
Además, por varios años, también fui profesor de la Facultad.
Conocí a alumnos que inexplicablemente habían llegado a cursar una licenciatura, pues tenían enormes deficiencias de formación, pero también tuve el gusto de trabajar con estudiantes brillantes.
La Facultad de Economía, o antes la Escuela Nacional de Economía, formó a personajes que ocuparon puestos fundamentales en la vida pública del país.
Hubo, por ejemplo, un presidente de la República (Carlos Salinas de Gortari). O un gobernador del Banco de México (Guillermo Ortiz). O a una líder histórica de la izquierda mexicana (Ifigenia Martínez). O un secretario general de la OCDE (José Ángel Gurría), solo por citar unos cuantos.
Pero, nunca ha habido un Rector de la UNAM que sea economista.
Del año 2000 a la fecha, los médicos han dominado. El doctor Enrique Graue ha estado ocho años. Del 2007 al 2015 estuvo el doctor José Narro.
Y, desde 1999 al 2007, estuvo al frente el doctor Juan Ramón de la Fuente.
Hace 24 años que la UNAM es dirigida por médicos diversos. De siquiatras a oftalmólogos.
En el pasado, igualmente hubo muchos otros médicos, del doctor Gustavo Baz al doctor Rivero Serrano, pasando por Guillermo Soberón, por ejemplo.
O también abogados como el doctor Jorge Carpizo. Ingenieros, como don Javier Barros Sierra. Biólogos como el doctor José Sarukhán. Químicos como el doctor Francisco Barnés o sociólogos como don Pablo González Casanova.
Toda una pléyade de personajes de diversas formaciones y trayectorias.
Resulta curioso que pese al peso específico que la profesión de la economía tuvo al paso de los años, en la vida pública de México nunca hubo un rector economista.
No escaseaban los líderes. Don Jesús Silva Herzog, personaje fundamental de la vida nacional, encabezó la Escuela Nacional de Economía (ENE) a partir de 1940, por ejemplo.
Tal vez, el problema es que los economistas de la UNAM eran demasiado progresistas para los cánones del sistema político.
Y luego, cuando hubo un presidente de la República, economista egresado de la UNAM, optó por llevar al gobierno sobre todo a economistas de universidades privadas, especialmente del ITAM.
La crisis de la formación en la UNAM explica esa decisión.
Hubo un tiempo en que en las ofertas laborales se decía explícitamente: “No UNAM”.
Los tiempos han cambiado y desde algunos años, la UNAM se ha fortalecido. Este año aparece en el número 93 del QS World University Rankings. Además, es la mejor clasificada de Hispanoamérica, delante de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Católica de Chile, que son las que le siguen.
La Facultad de Economía ya no es la ‘olla de grillos’ que alguna vez fue, en la que se disputaban cátedras e influencia los maoístas y los comunistas, y en donde había que aprenderse al dedillo “El Capital”.
Como en universidades que egresan a enormes cantidades de profesionales, hay muy buenos y hay algunos que son un desastre.
Precisamente una parte importante de la recuperación de la competitividad de la Facultad de Economía de la UNAM se debió al director que estuvo al frente de 2010 a 2015. Y que desde entonces es el número dos de la UNAM, como Secretario General, el doctor Leonardo Lomelí.
Quizás ya es tiempo de tener por primera vez en la historia a un rector economista, que entienda bien el rol que tiene la UNAM en el desarrollo del país.