Una de las posibles consecuencias del episodio en el que Samuel García decidió abandonar la precandidatura de Movimiento Ciudadano (MC) a la Presidencia de la República, es que al presidente López Obrador le llegue un regalo navideño anticipado con la formación de una mayoría calificada en las dos Cámaras del Congreso.
Ayer mismo, en la conferencia mañanera, sugirió la posibilidad de que la reforma constitucional para elegir ministros y magistrados a través de elección popular, no espere el resultado de las elecciones del 2 de junio y una nueva conformación de las Cámaras del Congreso, sino que se pueda enviar en el periodo de sesiones que comienza en febrero, como ya lo señaló AMLO.
Esta posibilidad ha surgido ante las declaraciones de Dante Delgado, coordinador de MC, quien dio por terminado el llamado bloque de contención en el Senado, luego de que, en Nuevo León, el PRI y el PAN designaron a un gobernador que no era proveniente de MC, lo que condujo a que Samuel García decidiera no utilizar la licencia por seis meses que le había otorgado el Congreso de ese estado.
Me parece que las declaraciones de Dante se dieron en medio de un enojo derivado de la frustración del intento de lanzar la candidatura presidencial de García.
Pero la declinación de Samuel sigue envuelta en el misterio.
Samuel García no iba a abandonar la gubernatura si no resultaba electo presidente de la República, pues podía regresar a asumirla el 3 de junio del 2024.
La estrategia de postularlo tenía todo el sentido pues, como ya se ha comentado ampliamente, iba por un conjunto de segmentos: los que quisieran un hombre en la Presidencia; los jóvenes (sobre todo por el impacto de su esposa, Mariana) y la clase media urbana.
Los puntos porcentuales que obtuviera Samuel, por arriba de los registros previos de MC, serían muy relevantes para ampliar las bancadas del partido en las dos cámaras y además podrían apalancar campañas a gubernaturas o la Jefatura de Gobierno en la CDMX.
Todo parecía que era ganar-ganar para MC y para Samuel, que regresaría a la gubernatura y construiría una plataforma para el 2030.
Además, a Dante Delgado le daría un mayor poder de negociación con el poder, se tratara de AMLO ahora, o de quien resulte electa en el 2024.
La especulación dice que Samuel no quiso que alguien que no fuera de su plena confianza asumiera la gubernatura, porque iba a encontrar irregularidades.
Puede ser cierto o no, pero su abandono de la carrera presidencial aún necesita explicarse.
Haya sido como haya sido, no parece consistente para el autointerés de MC que adopte una actitud de abierto respaldo a Morena.
Creo que eso lo debilitaría y le quitaría posibilidades de conseguir un mejor resultado en las elecciones legislativas.
En 2021 fue la fuerza política que más creció y alcanzó el 7 por ciento de la votación total.
Ese parecía ser su piso, con posibilidades de superarlo en varios puntos porcentuales. Hoy la expectativa es incierta.
Además, al haberse cumplido ya el plazo de seis meses previos a la elección, los funcionarios o legisladores que estén en funciones, están legalmente impedidos para convertirse en candidatos, lo que reduce la baraja.
A pesar de la molestia de Dante Delgado, realmente dudo que MC vaya a convertirse de facto en otro partido satélite de Morena. No veo que Dante tenga vocación suicida, que es lo que sucedería políticamente con esa actitud de MC.
En los siguientes días y semanas, creo que la incógnita habrá de resolverse.
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