¿Cuál será la trayectoria de las tasas de interés en México en los próximos meses? ¿Tendremos una secuencia continua de bajas, o la reducción de la semana pasada será solamente un hecho aislado?
La respuesta a esta pregunta es relevante no solamente en cuanto a la trayectoria de las tasas de interés, sino que puede influir en el desempeño general de la actividad económica.
Como en otras ocasiones cuando la Junta de Gobierno ha tomado decisiones respecto a las tasas de interés, tuve la oportunidad de conversar con la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja.
En primer lugar, la funcionaria explicó porqué cuatro de los cinco integrantes de la Junta del Banxico optaron por bajar la tasa.
El nivel de 11.25 por ciento se había mantenido desde abril de 2023, cuando la tasa de inflación anual estaba en 6.25 por ciento.
Los datos que el INEGI dio a conocer el viernes pasado indican que –con todo y un ligero aumento– la inflación está en 4.48 por ciento.
La desinflación, más allá de titubeos, ha logrado avanzar.
Sin embargo, ante la pregunta de si estamos en el arranque de un ciclo a la baja de las tasas, Rodríguez Ceja fue muy cauta y señaló que las decisiones del Banxico se irán tomando conforme a la evolución de la inflación.
Para los traductores de las expresiones de los banqueros centrales, esto significa que probablemente no veamos una secuencia continua de bajas en las tasas.
Falta ver el comportamiento de la inflación para todo el mes de marzo, pero los datos de la primera quincena anticipan un repunte.
La próxima decisión de política monetaria que tomará Banxico se dará a conocer el jueves 9 de mayo, justamente en el día en el que el INEGI dará a conocer la inflación del mes de abril.
Sobre la base de los dichos de la gobernadora del Banxico y de las tendencias de la inflación, tiendo a pensar que en esa reunión no se reducirán las tasas nuevamente, sino que habrá una espera para que una nueva reducción se produzca hasta el jueves 27 de junio, en caso de que la trayectoria de la inflación retome su camino a la baja.
Como ya se ha anticipado reiteradamente, el escenario más probable es que todo este año tengamos aún un escenario de tasas reales elevadas.
Incluso, pese a las bajas nominales que decida el Banxico, no es improbable que las tasas reales se mantengan sin reducciones en lo que resta del año, pues las bajas nominales se acompasarían a la reducción de la inflación.
La persistencia de tasas reales elevadas tiene diversas implicaciones.
Serán un factor que lastre el crecimiento de la actividad económica. Aunque el Banxico no tiene el objetivo explícito de moderar el crecimiento, el efecto de las tasas altas probablemente sea atemperar el empuje que las cifras oportunas de febrero ya marcan en la actividad económica luego del freno de enero.
Otro de los impactos relevantes es el relativo al tipo de cambio.
A pesar de que se redujo levemente el diferencial de tasas entre Estados Unidos y México, es aún tan grande la brecha, que lo más probable es que, con independencia de los episodios de volatilidad que los procesos electorales puedan traer consigo, el escenario base es el de un peso fuerte.
Puede haber discusión respecto a la política monetaria que aplica el Banxico, como de hecho la hubo al interior de la Junta de Gobierno, en la cual, por primera vez desde el 15 de diciembre de 2022, la decisión fue tomada por mayoría y no por unanimidad, como había sido la regla desde entonces.
Pero lo que no puede ponerse a debate, porque los resultados allí están, es que la estabilidad monetaria y financiera que se ha alcanzado es uno de los activos más importantes que hoy tiene el país.
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