El viernes pasado, en una entrevista publicada en El Financiero, la candidata de Morena a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, señaló que le gustaría que Rogelio Ramírez de la O, actual secretario de Hacienda, permaneciera en su cargo si ella es electa.
En el diálogo con Salvador Camarena precisó Sheinbaum que aún no se lo ha planteado, pero calificó al actual titular de la SHCP como un hombre “inteligentísimo y honesto”.
Tuve oportunidad de consultar con algunas personas del medio financiero sobre esta posibilidad y en términos generales me encontré con una respuesta muy positiva.
Ramírez de la O es alguien muy conocido desde hace muchos años en el medio financiero y empresarial, no solo mexicano sino internacional.
Sus muchos años como consultor le generaron una muy fluida interlocución con banqueros, empresarios, financieros, y ahora en general con los propios funcionarios públicos.
Así que, la primera nominación pública a un potencial integrante del gabinete de Sheinbaum fue muy bien recibida.
Pero, además de los atributos de Rogelio, hay otro ingrediente relevante para pensar en él como primer titular de Hacienda en un hipotético gabinete de Sheinbaum, bajo el supuesto de que gane la elección presidencial.
Hacienda presentó hace una quincena los Pre-Criterios de Política Económica para 2025 en los que se traza un primer marco económico para el próximo año.
No se trata de una propuesta inercial, sino de una que conlleva un fuerte recorte del gasto y del déficit público para el próximo año.
Desde que se presentaron en septiembre del año pasado los Criterios Generales de Política Económica para 2024, Hacienda planteó que el incremento en el déficit público para este año no era parte de una tendencia sino un caso puntual para este año, derivado en mayor medida de gastos no recurrentes.
En los últimos días de marzo pasado, esta consideración se reafirmó cuando se planteó que para el próximo año el déficit público en su medición amplia (requerimientos financieros del sector público) se propone de 3.0 por ciento del PIB para el 2025 desde el 5.9 por ciento previsto para este año.
Ese ajuste, en mayor grado, depende de una reducción del gasto público.
Si el titular de Hacienda que plantea esta reducción es precisamente el que se encargue de aplicarla, habrá mayor confianza por parte de los mercados financieros.
Tradicionalmente, el Paquete Económico del primer año de cada administración se confecciona al alimón entre los funcionarios del gobierno saliente y los del gobierno entrante. Hay incluso una partida presupuestal exprofeso para que este trabajo pueda realizarse.
En el pasado, como la nueva administración comenzaba su ejercicio hasta el 1 de diciembre, era el gobierno saliente quien presentaba al Congreso el 15 de noviembre el Paquete Económico.
Con el calendario que se aplicará por primera ocasión en esta transición y que fija el 1 de octubre como fecha de arranque del nuevo gobierno, la presentación de la propuesta económica al Congreso será enviada por primera ocasión directamente por el nuevo gobierno.
Ello le da más sentido a la posible permanencia del titular de Hacienda.
La nominación informal hecha por Sheinbaum no es para que Ramírez de la O duerma tranquilo. Al contrario.
Algunos hemos expresado nuestras reservas respecto a la posibilidad real de que se haga un ajuste tan fuerte en el déficit público en el primer año del nuevo gobierno.
Pero si hay un funcionario que tiene la capacidad para organizar ese esfuerzo y asumir el reto es precisamente el actual titular de Hacienda.