Si alguien esperaba que Claudia Sheinbaum hubiera salido ayer a cuestionar las reformas constitucionales propuestas por López Obrador, se llevó tremenda decepción.
¿Por qué habría de hacerlo si ella las propuso en su campaña?
Pero, en el ánimo de creer lo que a muchos les interesa o conviene, había quienes pensaban que Claudia diría algo así: “vamos a ver qué reformas constitucionales propuestas por el presidente López Obrador podemos proponer. Tal vez algunas las desechemos o las dejemos para otro momento”. Pura ilusión.
Si entendemos el concepto de negociación como un toma y daca, eso fue lo que ocurrió en la comida de ayer entre Claudia y AMLO.
Desde luego que en septiembre no van a procesarse las 18 reformas.
Serán cinco. Dos propuestas por López Obrador y tres agregadas por ella.
La primera es la reforma al Poder Judicial de la Federación. La segunda es una reforma al ISSSTE, que no es constitucional sino de ley secundaria, para mejorar las pensiones para los maestros; tercero, una reforma constitucional para prohibir la reelección de los legisladores. Cuarta, la que da apoyos a mujeres de 60 a 64 años, y una más para otorgar becas en educación básica.
Lo sustantivo de ese paquete es la reforma al Poder Judicial de la Federación.
Claudia negoció que no fuera un trámite legislativo con el que se estrenarán las nuevas mayorías.
Aunque el tema de fondo, que parece innegociable, es que se cambie el procedimiento para la elección de los ministros, magistrados y jueces, para que sea por elección popular, el diablo está en los detalles.
Puede haber mecanismos para aumentar las probabilidades de que quienes lleguen, en su momento, a los órganos de dirección de la Corte o la Judicatura, no sean meros operadores del Ejecutivo, sino que tengan criterio propio.
López Obrador nombró hasta ahora a cuatro ministros. En dos le acertó en su interés y en dos se equivocó y resultaron personas con criterio propio.
No es imposible que, en este proceso de reforma, se definieran mecanismos para que llegaran a la Corte personajes con un perfil diferente al que AMLO quiere.
Y, además, falta conocer cuáles serán los tiempos para los relevos y los criterios para que los personajes sean elegibles.
Creo que hay dos posiciones equivocadas en este proceso que tuvo ayer como expresión el primer encuentro de la virtual presidenta electa con López Obrador.
La primera es la que supone que Claudia puede ser alguien que sea completamente diferente al presidente actual en cuanto a líneas de acción. No es así. Va a haber coincidencias en lo general. Pero también diferencias en algunos ámbitos.
Por otro lado, percibo que algunos dicen que Claudia va a ser una marioneta de López Obrador y solo va a hacer lo que él le diga.
Eso es completamente incorrecto. Quienes así lo afirman no tienen el menor conocimiento de Claudia.
La realidad, como casi siempre, es más compleja de lo que muchos quisieran.
Algunos piensan que ya se acabó la democracia y otros imaginan que con Claudia empezó el verdadero desarrollo.
Lo que tendremos será una mezcla.
Es probable que continúe el debilitamiento de algunas instituciones que son garantes de la democracia moderna, efectivamente.
Pero, al mismo tiempo, también es factible que existan cambios en políticas que limitaron fuertemente el crecimiento del país, como en el sector energético.
Comparto lo que dicen quienes señalan que, si se debilita a la Corte o al INAI, por citar dos casos, se va a debilitar la democracia del país. Sin duda.
Pero también veo que con la nueva administración va a haber oportunidades para un mayor crecimiento económico, desechando fantasmas ideológicos de esta administración.
Ni modo, a veces uno quisiera que el mundo estuviera dividido entre buenos y malos.
Y que la opción fuera morirse defendiendo a los buenos y acabando a los malos con las armas en la mano. De cualquier bando.
Ni a Claudia ni a los opositores les conviene que la economía del país se derrumbe.
La realidad tiene muchas tonalidades y hay que buscar que las oportunidades del país brillen más que los riesgos que sin duda existen.
Las negociaciones apenas comenzaron ayer por la tarde. No piense que van a acabar pronto. Esté atento a ellas.