Coordenadas

El oneroso ‘legado’ que deja AMLO

La directora general de BIVA, María Ariza, señaló que hay preocupación entre los inversionistas por las reformas y que desde el exterior se está observando lo que pasa en México.

¿Espantará el llamado plan C a los inversionistas o lo asumirán solo como una parte de las políticas públicas que emprende el gobierno mexicano?

Hay una discusión a este respecto, pues algunas empresas e inversionistas siguen creyendo que las reformas que trae consigo el plan C no los van a afectar.

Ayer, en el BIVA Day que se realizó en Nueva York, Altagracia Gómez Sierra, encargada de las relaciones con las empresas en el próximo gobierno de Claudia Sheinbaum, señaló que los que no inviertan en México van a perder dinero debido a las oportunidades que existen en el país, pese a todos los obstáculos.

Marcelo Ebrard, futuro Secretario de Economía, en un mensaje grabado, señaló que el gobierno mexicano facilitará las inversiones extranjeras y dijo “somos un país friendly para las inversiones que vienen de Estados Unidos”.

No es sorpresivo que funcionarios públicos o personas cercanas al gobierno señalen que las reformas no afectarán negativamente a los inversionistas.

Pero, incluso, hay algunos empresarios, sobre todo los vinculados al mercado interno y que tienen presencia en diversos países, que piensan que tal vez la situación económica podría estar mejor en los próximos años.

Pero, no se puede ignorar que hay muchos otros, probablemente la mayoría, que piensa lo contrario.

Si eso no ocurriera, el tipo de cambio seguiría en los 17 pesos como estaba antes de las elecciones y no hubiéramos visto un freno en la inversión productiva, como le referí ayer en este espacio.

Justamente, en el BIVA Day, en Nueva York, la directora general de BIVA, María Ariza, señaló que hay preocupación de los inversionistas por las reformas y que desde el exterior se está observando con detenimiento lo que pasa en México.

Pero, quizás una de las expresiones más claras de esta preocupación fue un texto del Financial Times publicado ayer. Le reproduzco algo de lo que dice, con subrayados míos.

“Imagine que es el ‘country manager’ de una compañía multinacional, luchando contra su competidor, que es una empresa de propiedad estatal, la cual está compitiendo contra usted en forma ilegal. Sus abogados le dicen que su caso es muy fuerte, pero resulta que el juez es un aliado del partido gobernante, el regulador es un empleado de la secretaría que a su vez controla a la empresa contra la que usted compite y la autoridad fiscal lo amenaza con procesarlo porque supuestamente sus facturas pueden ser fraudulentas. Esta pesadilla no ocurre en Rusia, sino es algo que usted podría vivir en la nación de Norteamérica que es el principal socio comercial de los Estados Unidos”.

Lo peor de todo es que la circunstancia que aquejaría a empresas de diversos sectores podría echar por tierra una oportunidad enorme que tiene el país con la relocalización industrial.

El artículo cita a Ernesto Revilla, economista en jefe para Latinoamérica de Citi, quien señaló que los mercados todavía están esperando una especie de punto de quiebre para reaccionar.

En realidad, ya hay afectaciones, lo que se aprecia en el hecho de que el tipo de cambio frente al dólar estaba la tarde de ayer en 19.95. Sin embargo, las cosas pueden ser peores.

La mañana del miércoles, la reforma judicial fue aprobada por la Cámara de Diputados en una sesión accidentada y en medio de protestas.

Se estima que la próxima semana será votada por la Cámara de Senadores, en la que Morena y sus aliados no tienen la mayoría necesaria, pues les falta un voto; pero se cree que hay pacto con algún o algunos senadores de la oposición para conseguir los votos necesarios.

Veremos si al concluir el trámite legislativo de esta reforma los mercados tienen una reacción como la que algunos esperan o siguen relativamente tranquilos.

Por lo pronto, pareciera inevitable que, con las reformas que llegarán este mes, la próxima administración, y con ella, el país completo, estaremos en la incertidumbre, o con la certidumbre de pagar el oneroso ‘legado’ del presidente López Obrador.

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