Coordenadas

El reto: hay que reconocer que la economía va para abajo

El bajo crecimiento produciría una crisis fiscal y con ello tendríamos los mil problemas que ya vivimos varias veces en México.

Ya no existen dudas respecto a que la economía mexicana está desacelerando.

Las interrogantes que hoy existen tienen que ver más bien con el impacto de este freno.

¿Será simplemente una reducción de las tasas de crecimiento o, en algún momento de los próximos meses, hay la amenaza de que haya decrecimiento?

Es diferente bajar la velocidad a meter reversa.

Tampoco hay claridad respecto a la duración de este ciclo. ¿Se trata de un fenómeno que durará solamente unos cuantos meses o se extenderá por un año o más?

Antes de dar algunas respuestas, permítame referirme a las estadísticas más recientes, que ayer dio a conocer el INEGI.

Se trata del Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE) correspondiente al mes de septiembre.

Respecto al mes de septiembre del 2023, este indicador registró solamente un crecimiento de 0.5 por ciento. Con relación al mes de agosto, tuvo una caída de -0.1 por ciento. Previamente, hubo una caída de -0.3 por ciento en agosto respecto a julio.

Lo que está sucediendo con la actividad económica global es que el sector terciario de la economía, que está compuesto esencialmente por el comercio y los servicios, ya no tiene la fuerza necesaria para compensar la caída que se produce ya desde tiempo atrás en la industria.

El dinamismo del mercado interno se había convertido en un factor decisivo para atemperar la menor actividad manufacturera.

Sin embargo, en la industria también se aprecia un retroceso muy claro de la construcción que hizo ya muy difícil que el mercado interno, que tiene un menor dinamismo, compense la caída de la industria.

No debe descartarse, y con ello contesto a la primera de las interrogantes formuladas previamente, que en alguno o algunos de los siguientes tres a cuatro trimestres, la economía en su conjunto muestre un retroceso, tanto respecto al trimestre previo como respecto al mismo periodo del año anterior.

Casi podría apostarle que, por lo menos en algún periodo, tendremos cifras negativas… y quizás en más de uno.

Ya hemos comentado en este espacio, y en diversas ocasiones, que la historia económica de México muestra que el primer año de cada administración tiende a tener un crecimiento más bajo que los otros años.

Si esto es cierto en transiciones en las que no se han presentado tantos elementos de incertidumbre, es probable que el 2025 pudiera ser un año con registro negativo.

Si en las elecciones de Estados Unidos, que habrán de realizarse dentro de dos semanas exactamente, resultara triunfador Donald Trump, las perspectivas se deteriorarían todavía más… por si algo faltara.

La volatilidad reciente del peso, en su cotización frente al dólar, derivó de la ventaja adquirida por Trump en las plataformas de apuestas.

Las cifras más recientes en las apuestas le dan a Trump una ventaja de 20 puntos sobre la vicepresidenta Harris. No es nada científico, pero abona al riesgo de que Trump regrese al poder en EU… con todo lo que ello implica.

Otros análisis señalan que, en las etapas recientes, tienen más probabilidad de triunfar en las elecciones los opositores, sobre los incumbentes, es decir, quienes están en el poder.

López Obrador comenzó su gestión señalando que creceríamos a una tasa promedio de 4 por ciento, porque en el sexenio de Peña lo hicimos apenas al 2 por ciento. Y resultó que el promedio de su sexenio fue 0.75 por ciento.

Luego cambió su visión y señaló que la métrica del crecimiento era irrelevante. Y hasta propuso construir otros indicadores del crecimiento, lo que fue tan solo una vacilada.

La presidenta Sheinbaum tiene la opción de atender a los datos que son relevantes a escala mundial y conseguir que México tenga un mejor desempeño.

O bien, puede seguir el camino de AMLO y decir que las variables como el PIB o la inversión son irrelevantes y no importa cuál sea su resultado.

Si la presidenta Sheinbaum adoptara esa posición, me parece que estaríamos en un camino de desastre.

El bajo crecimiento produciría una crisis fiscal y con ello tendríamos los mil problemas que ya vivimos varias veces en México.

Ojalá hayan aprendido de la historia y tomen acciones en consecuencia.

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