Hace ya muchos años me reuní con un funcionario del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
En ese entonces, no había reportes públicos regulares sobre los trabajadores afiliados al IMSS. A veces se daban a conocer, pero en otras ocasiones, uno tenía que conseguir la información.
El funcionario en cuestión, responsable de compilar estos datos, me comentó de la manera más cándida, que había que manejarlos con mucho cuidado.
Me dijo que mientras que otra información, como la de las encuestas del INEGI, ofrecía indicios, la del IMSS era incuestionable.
“Cada cifra tiene tras de sí un nombre y un apellido. No hay manera de disfrazar ni maquillar. Así que son cifras muy delicadas y hay que tener criterio para saber cuándo divulgarlas”, me dijo.
Desde hace ya mucho tiempo desapareció la discrecionalidad y se dan a conocer sin falta en los primeros días de cada mes. Siguen siendo la fuente más confiable para captar la información del empleo formal del sector privado en México.
Los datos del empleo que da el IMSS, además, ofrecen indicios oportunos y confiables respecto a las tendencias de la actividad económica.
Las cifras del cierre del año indican que el crecimiento del empleo formal en el país fue de solo el 1 por ciento a tasa anual en el 2024.
Y, además, que la pérdida del empleo que siempre ocurre en el mes de diciembre fue la mayor desde que hay registros. Fueron 405 mil 259 puestos de trabajo los que se cancelaron.
Las cifras confirman las tendencias que se han visto en otras variables económicas.
El dato del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) que el INEGI dio a conocer el pasado 19 de diciembre, correspondiente a noviembre, indicaba un crecimiento de la actividad económica de 1.0 por ciento.
Para octubre, el Indicador General de la Actividad Económica (IGAE) reportó una caída de 0.3 por ciento respecto a un año antes.
Hay datos que aún faltan para tener una panorámica completa de la actividad productiva al cierre del 2024.
Pero, con las cifras disponibles, pareciera que, a noviembre, el ritmo de crecimiento trimestral podría ser de alrededor de 0.4 por ciento.
En el tercer trimestre, el PIB creció en 1.6 por ciento y el empleo formal lo hizo a un ritmo semejante.
Si se confirman los datos que las tendencias del empleo sugieren, el crecimiento del PIB en el 2024 será de alrededor del 1.4 por ciento, ligeramente inferior al estimado por el consenso.
Como todos los datos macroeconómicos, las cifras del empleo formal tienen tras de sí fuertes diferencias.
Mientras que, en el Estado de México, Hidalgo y Guerrero, el crecimiento anual del empleo formal fue superior al 4 por ciento anual al término del año pasado, en Tabasco se derrumbó en 12.2 por ciento; en Campeche, en 4.2 por ciento, y en Zacatecas, en 2.8 por ciento.
Ocurre lo mismo a nivel sectorial. Mientras que, en transportes y comunicaciones, el empleo creció a una tasa de 3.9 por ciento, en la construcción cayó a un ritmo de 6.3 por ciento.
Una acotación que debe hacerse es que, a pesar de la desaceleración del empleo a tasa anual, la llamada masa salarial real volvió a crecer de manera significativa en el mes de diciembre.
El IMSS reveló que el salario medio de cotización de los trabajadores fue de 584.1 pesos diarios, lo que en salario mensual equivale a 17 mil 523 pesos, un monto superior en 9.2 por ciento al del año anterior.
Con la cifra anual de inflación que ayer dio a conocer el INEGI, 4.21 por ciento, observamos que el salario real creció en 4.8 por ciento.
Acumulando ese dato al crecimiento de 1 por ciento del empleo, resulta un alza de 5.8 por ciento real en la masa salarial disponible para los trabajadores.
De esta forma, vemos que hay bases para pensar que el consumo puede seguir siendo el principal motor de la economía en los primeros meses del 2025.
Pero, cuidado, en los próximos meses, no descarte que haya una pérdida de empleos.
Así que, si tiene usted un empleo formal, más vale que lo cuide.