Como sucede con diversas variables económicas, los datos que ayer dio a conocer el INEGI sobre la actividad económica del país permiten ver el vaso medio lleno o medio vacío. Aunque en esta circunstancia deberíamos decir, que más bien estaría casi vacío.
El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) del INEGI señala que, respecto al mes de enero, la actividad económica creció 0.2 por ciento en febrero.
Este incremento es mínimo, aunque ligeramente superior al 0.1 por ciento registrado en enero en comparación con diciembre.
Lo que suceda en marzo será determinante para definir si la economía entra en una fase recesiva.
Aunque existe un Comité de Fechado integrado por expertos que determina el ciclo económico de México, la definición más popular de recesión (conocida como “recesión técnica”) ocurre cuando el Producto Interno Bruto registra dos trimestres consecutivos con retroceso respecto al trimestre previo.
En el cuarto trimestre de 2024, el PIB retrocedió 0.6 por ciento. Por tanto, si en el primer trimestre de este año se registra nuevamente una caída, se cumpliría esta definición.
La primera estimación oportuna del PIB del primer trimestre será anunciada al finalizar abril. Sin embargo, los datos disponibles indican que el nivel de febrero es 0.3 por ciento superior al de diciembre, aunque ligeramente inferior al promedio del cuarto trimestre del año pasado.
Es necesario contrastar el comportamiento del sector industrial con el del comercio y los servicios.
En el sector secundario, que incluye minería, construcción, electricidad y manufactura, el nivel del mes pasado fue 0.4 por ciento inferior al registrado en diciembre.
Por el contrario, en el sector terciario (comercio y servicios), el nivel en febrero fue superior en 0.4 por ciento respecto a diciembre.
Ya no cabe ninguna duda sobre la debilidad actual de la economía mexicana.
La caída en la inversión y la desaceleración en las exportaciones tienen un impacto tan significativo que es difícil que el consumo privado pueda compensarlo, especialmente cuando ya se observa en febrero un leve retroceso en esta variable.
El contraste con el largo plazo
El vaso medio lleno o medio vacío no solo refleja diferencias entre sectores, sino también entre perspectivas y plazos.
¿Cómo explicar los recientes datos económicos cuando, al mismo tiempo, se anuncian frecuentemente nuevas inversiones?
Justamente ayer, la empresa Fermaca anunció dos grandes inversiones. La primera está relacionada con la construcción de infraestructura, que incluye una planta de generación eléctrica de ciclo combinado, un ducto de gas, una línea de fibra óptica y un centro de datos. La segunda inversión es una planta para producción de fertilizantes.
El monto total de estas inversiones asciende a 3 mil 700 millones de dólares.
Sin embargo, estos recursos no se desembolsarán inmediatamente.
Este caso ejemplifica muchos otros proyectos en curso, o en planeación, que aún no se reflejan claramente en las variables económicas.
Afortunadamente, continúa existiendo entre las empresas mexicanas y extranjeras, una amplia cartera de proyectos, aunque sería ingenuo ignorar que algunos están actualmente en pausa.
Los consejos de administración y las direcciones generales de muchas empresas esperan que se despejen ciertas incógnitas relacionadas con los aranceles y otros factores como la reforma judicial.
Operar en una economía sujeta a aranceles del 25 por ciento en todos sus productos es muy diferente a operar en un contexto donde al menos la mitad de las exportaciones podrían seguir ingresando a Estados Unidos sin aranceles.
Pero aún desconocemos qué ocurrirá tras las resoluciones del próximo 2 de abril.
Confiemos en que, dentro de 12 días, estas incertidumbres comiencen a aclararse, cualquiera que sea la definición.