Perspectiva Bursamétrica

Por dónde va la reforma fiscal de Biden: Bye, bye a la política ofertista

En este 2021 nos encontramos todavía en la era del dólar, y es muy relevante que los americanos tengan una política fiscal más responsable.

El último reporte de las finanzas públicas en Estados Unidos revela un déficit de 660 mil millones de dólares para el mes de marzo. Hace unos años, un déficit de ese tamaño sonaba escandaloso, pero para todo un año. Ahora se generó este exceso de gastos en tan solo 31 días.

De octubre a marzo, el desequilibrio fiscal suma más de 1.7 billones de dólares, equivalente a 8.5 por ciento del PIB de un año, pero pudiera alcanzar tres billones de dólares al cierre del ejercicio en septiembre, representando un déficit público de 15 por ciento del PIB estadounidense. La parte más importante de este déficit deriva de los programas de apoyos y estímulos fiscales lanzados por el gobierno. Pero excluyendo los programas fiscales, la administración del expresidente Trump ya estaba reportando un déficit anual superior al billón de dólares (5.0 por ciento/PIB).

El crecimiento del déficit crónico se debe a la reforma fiscal realizada por Trump, en donde se bajó la tasa del ISR a 21 por ciento (24.5 por ciento efectivo de acuerdo con la OCDE). El problema es que un déficit fiscal implica el endeudamiento del gobierno, por la misma cantidad. Bursamétrica estima que la relación deuda /PIB en Estados Unidos es actualmente de 115 por ciento. Muy cerca de superar el máximo nivel histórico de esta relación, registrada con el presidente Roosvelt, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se alcanzó un 120 por ciento de deuda sobre el PIB. Joe Biden ha planteado la necesidad de reformar el sistema de impuestos desde su campaña presidencial, cobrándole a las empresas más grandes y a los individuos más ricos.

La recaudación que tiene hoy EU por el impuesto a las sociedades es de los más bajos del mundo, y ha bajado de 2.0 a 1.0 por ciento sobre el PIB, después de la reforma de Trump. El promedio de las empresas de los países de la OCDE es de 3.0 por ciento/PIB.

El plan del presidente Biden consiste en lograr una recaudación adicional de 2.5 billones de dólares en 15 años, mediante estas propuestas:

1. Aumento del impuesto de sociedades, del 21 por ciento actual a 28 por ciento; un aumento porcentual de siete puntos que queda por debajo del 35 por ciento que estuvo vigente hasta la presidencia de Trump.

2. Aumentar los impuestos sobre sus ganancias en el extranjero, con una tasa mínima efectiva de 15 por ciento (o 21 por ciento para las empresas tecnológicas) sobre las utilidades después de impuestos declarados en las cuentas de resultados consolidadas, adoptando enérgicas medidas contra las empresas que tributan en otros países con un clima fiscal más favorable, como las Bahamas o Irlanda; es el caso de numerosas multinacionales, incluidas varias grandes tecnológicas como Amazon o Google.

3. Biden pondrá fin a los subsidios a las empresas de combustibles fósiles, reemplazándolos por incentivos para la producción de energías limpias, en consonancia con la idea de una economía sostenible y verde, que define transversalmente su agenda política.

4. Incrementar la tasa sobre ganancias de capital a quienes ganan más de un millón de dólares al año, del 20 por ciento actual a 39.5.

5. Incrementar la tasa máxima de impuesto sobre ingresos de los individuos de 37 a 39.6 por ciento. (Tasa marginal que se aplica a partir de cierto nivel de ingresos.) Hoy en día esa tasa se encuentra en 10.5 por ciento.

Un aspecto adicional que se estima va a generar esta reforma es una posible repatriación de las utilidades de las empresas americanas en el mundo de dos billones de dólares en la próxima década.

En este 2021 nos encontramos todavía en la era del dólar, y es muy relevante que los americanos tengan una política fiscal más responsable, y eviten que la deuda pública se les vaya al infinito, como ha sucedido con Japón, cuya deuda supera 260 por ciento del PIB. Siendo ellos (los estadounidenses) los dueños del dólar, teóricamente no tienen un límite de endeudamiento, hasta que el mundo le pierda la confianza al dólar. Siendo el dólar el eje del sistema monetario mundial es muy importante que los americanos se porten de manera responsable.

El autor es presidente de Bursamétrica.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Perderemos el grado de inversión? ¿Con qué consecuencias?
Trump 2.0: lo que nos depara el destino en materia económica

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.