Para la comunidad científica mundial, los acuerdos de la cumbre global COP26 en Glasgow, para poder contener el deterioro ecológico y el cambio climático del planeta son débiles y muy limitados. Tratar de contener el aumento de la temperatura media global en 1.5 grados en los próximos años es totalmente insuficiente.|
Las Naciones Unidas lanzaron el año pasado la iniciativa Net Zero para emisiones de gases efecto invernadero, lo que ha provocado que cerca de 2 mil grandes empresas globales se hayan comprometido a reducir a la mitad las emisiones para 2030 y lograr cero emisiones netas para 2050. Entre los inscritos se incluyen algunos de los mayores emisores de gases contaminantes del mundo.
Se estima que hacer la transición a una economía global neta cero solo será posible con un enorme apoyo financiero y cooperación multilateral. Se requerirá invertir alrededor de 7 billones de dólares anuales en infraestructura baja en carbono y resistente al clima. Esta megainversión solo resolverá parcialmente el problema. Algunas compañías como Microsoft y Google se comprometieron a ir más allá del cero neto para convertirse en ‘carbono negativo’, comprando energía renovable 24x7.
En varios países, las compañías de petróleo y gas están también estableciendo objetivos de cero emisiones netas no solo para cubrir sus emisiones de alcance 1 y 2, sino también sus emisiones de alcance 3 por el uso de sus productos. Bloomberg rastrea a 34 grandes petroleras a nivel mundial, con su plataforma (New Energy Finance, BNEF), incluidas Shell, BP y ConocoPhillips, que han establecido objetivos de cero emisiones netas. Empresas de energía eléctrica también están anunciando programas ambiciosos de reducción en el uso de combustibles fósiles y carbón.
Pero las naciones no podrán cumplir sus objetivos de cero emisiones netas si no adoptan seriamente la decisión de transformar sus economías y las industrias dentro de ellas. Es necesario que haya una transformación sistémica completa, con los líderes de cada sector colaborando entre sí. Reguladores, inversionistas, gestores de inversión, empresas, legisladores, bancos, consumidores, organizaciones de la sociedad civil, etcétera.
Esto está pasando en el mundo con las tendencias ESG y Net Zero, mientras que en México vamos en sentido opuesto con la iniciativa de reforma constitucional de energía y las demás políticas públicas en contra de las energías renovables y de la inversión privada. Fue contundente la advertencia pública emitida por General Motors, después de la cumbre del TMEC en Washington, en un evento del IMEF, en donde la multinacional advierte que México dejará de ser un destino para invertir por falta de un marco jurídico enfocado en la producción de energías renovables. GM no va a parar en su misión de ser una empresa con cero emisiones netas y, desafortunadamente, si en México no existen las condiciones ya no va a ser un destino para la inversión. Este es el sentir de la gran mayoría de las empresas globales que están operando en México. Para aprovechar el TMEC no les importa tanto la falta del Estado de derecho, la inseguridad, la debilidad del mercado interno, el esquema fiscal poco competitivo o el muy poco desarrollado sistema financiero. Les preocupa más poder cumplir globalmente con sus metas ambientales. Esto no es un asunto menor, la viabilidad del país está en juego.
De aquí se desprenden tres principales ideas:
1. El sector privado del país puede hacer algo para avanzar en el ámbito de las empresas en las metas de reducir a la mitad en 2030 las emisiones de gases contaminantes para ese año. Se propone la creación de un organismo privado que pueda fungir como un ente autorregulador que emita normas, estándares, programas de apoyo e incluso que tenga facultades de sanciones a quien no cumpla sus compromisos.
2. Al gobierno y al Poder Legislativo les corresponde revisar profundamente su iniciativa de reforma y el marco regulatorio en general, para no seguir con esta obstinación de ir en contra de la tendencia mundial, y evitar el más grave costo para el país. Se puede tener compatibilidad de fortalecer a las empresas gubernamentales de energía con liderazgo en sus respectivos mercados, junto con un marco de libre competencia privado complementario.
3. Urge que Pemex y CFE implementen sus programas Net Zero para 2030 y 2050. La amenaza de quedarse sin recursos de financiamiento es real. No hay tiempo que perder. Podemos perder el grado de inversión en la deuda soberana muy pronto si no actuamos ya.
El autor es presidente de Bursamétrica.