Perspectiva Bursamétrica

Los diez principales pronósticos para la economía mexicana en el 2022

En las finanzas públicas, va a ser difícil lograr las metas de recaudación, ante un crecimiento del PIB de poco más de la mitad que el contemplado en el paquete económico del 2022.

Presidente de Bursamétrica

Continuando con nuestros ejercicios prospectivos que realizamos cada año por estas fechas, a continuación presentaremos los principales pronósticos que tenemos contemplados. Las premisas principales sobre las que se basan dichas expectativas asumen que la economía de los Estados Unidos va a crecer a un ritmo del 4.2 por ciento, que la crisis de suministros e insumos continuará con intensidad descendente durante la primera mitad del año, que el precio de los hidrocarburos permanecerá en el rango entre los 70 a 80 dólares, que la Fed mantendrá el tapering, e iniciará la normalización de tasas con tres incrementos de 25 puntos base cada uno a lo largo del año.

Para el caso de México estimamos que vamos a ver una cuarta ola del Covid-19 en el primer trimestre, con menores efectos en la economía. También asumimos que la iniciativa de reforma eléctrica promovida por el Ejecutivo, no va a lograr la aprobación del cambio constitucional en el Congreso. Asumimos que el nuevo plan de negocios de Pemex que se presentará a los mercados más adelante tendrá una mejor aceptación que el anterior. También contemplamos que México mantiene el grado de inversión por parte de las calificadoras internacionales, a pesar de algunas revisiones a la baja que pudieran ocurrir en las calificaciones de la deuda soberana.

Es importante señalar que el grado de blindaje que tiene la economía mexicana ante embates especulativos es todavía muy elevado, sumando 289 mil millones de dólares para cubrir una deuda externa de aproximadamente 230 mil millones de dólares entre Gobierno Federal, Pemex y CFE.

En las finanzas públicas creemos que va a ser difícil lograr las metas de recaudación, ante un crecimiento del PIB de poco más de la mitad que el contemplado en el paquete económico del 2022. Sin embargo, creemos que se va a tener un importante excedente en el precio del petróleo,

1. Estimamos un crecimiento del PIB de entre 2.3 al 2.8 por ciento anual.

2. Vemos un incremento de la inversión fija bruta del 1.2 por ciento anual apoyado por la inversión orientada a la producción para el mercado norteamericano, y por la mayor inversión pública.

3. En la inflación estimamos un máximo de 7.90 por ciento anual al cierre del primer trimestre y un descenso gradual hacia el 4.8 por ciento anual para el cierre del año.

4. Prevemos que el Banco de México va a seguir incrementando su tasa de referencia, ante el tapering y la normalización de las tasas por parte de la FED, anticipando cuatro incrementos de 25 puntos base cada uno  para llevar la tasa de referencia al 6.50 por ciento.

5. En el tipo de cambio, vemos que oscilará entre 20.80 y 22.10 pesos por dólar. Prevemos un cierre en 21.90 por dólar

6. El precio de la Mezcla mexicana podría ubicarse en un rango entre 60 a 75 dólares promediando 67 dólares por barril y en el gas natural un rango entre 3.0 a 5.0 dólares por millón de BTUs.

7. En el empleo pronosticamos 650 mil nuevas plazas en el empleo formal del IMSS, con un incremento salarial del 1.0 por ciento real anual.

8. Estimamos una recuperación del crédito bancario muy gradual, creciendo en 1.5 por ciento real anual.

9. En las finanzas públicas estimamos un resultado primario deficitario en 0.8 por ciento del PIB.

10. Para el mercado accionario estimamos un nivel de cierre de 57 mil 200 puntos en el IPC de la BMV, lo que implica un rendimiento real del 5.3 por ciento anual.

Con este escenario, al cierre del 2022 no se habrá logrado recuperar el nivel de actividad económica prepandémico, a pesar de acumular dos años de crecimiento positivo.

De los factores de riesgo, el que nos parece más peligroso es una eventual aprobación de la reforma de energía, ya que en este escenario prevemos el surgimiento de muchas demandas de los productores privados, y por parte de empresas estadounidenses y canadienses, así como en paneles de solución de controversias en el T-MEC, además se podrían dar sanciones arancelarias a distintos productos de exportación mexicanos, pero lo más grave una desinversión significativa y cierre de plantas manufactureras. Esto nos podría llevar a una profunda recesión y a perder el grado de inversión de la deuda soberana, con lo que también se tendría una devaluación e hiperinflación.

En el extremo opuesto, si el Ejecutivo hiciera una revisión de sus políticas en Energía, y de respeto a la inversión y al Estado de derecho, si volviera a enfocarse a permitir a los privados la inversión en energías renovables, o si Pemex y CFE implementaran programas hacia lograr el cero neto de emisiones de gases de efecto invernadero, podría despertarse un boom de inversiones y generar un circulo virtuoso de mayor crecimiento y empleo, mayor recaudación, y menores costos de producción que llevarían a una menor inflación de los productos finales, y a un mejor nivel de vida para la sociedad.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Perderemos el grado de inversión? ¿Con qué consecuencias?
Trump 2.0: lo que nos depara el destino en materia económica

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.