El Inegi publicó su Indicador Oportuno de la Actividad Económica con estimaciones preliminares del crecimiento para diciembre y para enero pasados. En ambos casos el sofisticado modelo experimental, con todas sus variables, permiten estimar un crecimiento de 0.7 por ciento anual. Por sectores, la actividad industrial creció en diciembre en 2.4 por ciento y se prevé un crecimiento de 2.1 por ciento anual para enero. Mientras que para el sector servicios se estima una contracción de 0.7 por ciento anual en diciembre y un incremento marginal de 0.1 por ciento anual para el primer mes del año.
En términos mensuales, para el IGAE se estima un incremento de 1.0 por ciento mensual en diciembre, y una ligera contracción de 0.1 por ciento mensual en enero. En la industria se prevé un incremento de 1.9 por ciento mensual en diciembre y una caída de 0.4 por ciento mensual en enero. Para los servicios se pronostica un crecimiento de 0.6 por ciento mensual en diciembre, y cero variación para enero.
Nuestro Indicador Bursamétrica de México (IBEM), publicado ocho días antes nos señala algo semejante; estamos previendo un crecimiento de 0.9 por ciento anual para el IGAE de enero.
De las variables que comprende nuestro indicador, favorecieron al indicador los siguientes factores:
• La producción automotriz bajó en enero en 9.1 por ciento anual.
• Las exportaciones automotrices cayeron 3.09 por ciento anual en enero.
• Las ventas domésticas de autos bajaron 3.22 por ciento anual en enero.
• El precio de la mezcla mexicana de exportación de petróleo en términos de pesos, creció en 61.9 por ciento anual en enero.
• Las ventas de las cadenas comerciales afiliadas a la ANTAD a tiendas comparables crecieron en enero en 12.1 por ciento real anual. Aquí hay que remarcar que en enero de 2021 teníamos varias ciudades importantes en semáforo rojo por la tercera ola de la pandemia, por lo que la base de comparación resultó muy baja.
• El número de trabajadores afiliados al IMSS subió en enero en 4.8 por ciento anual.
En contra de estos resultados, los factores que afectaron al indicador fueron:
• El indicador del ISM del sector manufacturero americano bajó de 58.7 en diciembre a 57.6 unidades en enero.
• El Indicador Mexicano de Confianza Económica del Instituto Mexicano de Contadores Públicos/Bursamétrica en sus dos componentes observó en enero una caída importante. La percepción sobre la situación actual observó un decremento a 62.18 puntos desde los 69.18 puntos de diciembre.
• El subíndice de la percepción de la situación a futuro cayó de 82.13 unidades en diciembre a 71.36 unidades en enero.
• Los indicadores IMEF equivalentes a los indicadores ISM de EU también cayeron en enero: el indicador IMEF no manufacturero bajó en enero a 49.0 unidades desde 52.6 puntos de diciembre.
• Por su parte el indicador IMEF manufacturero bajó a 48.8 unidades respecto de 52.6 puntos de diciembre.
• El Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores ha crecido en +14.8 por ciento en los últimos 12 meses.
De resultar acertada esta estimación, del IGAE de enero creciendo en +0.9 por ciento anual, el PIB de México podría tener un incremento en el primer trimestre de +1.1 por ciento anual. Originalmente estamos estimando un crecimiento de +1.9 por ciento anual para el PIB de todo el año 2022, pero no se descarta que tengamos que revisar a la baja este pronóstico por la debilidad que impera en el entorno.
Nuestra economía trabaja en dos bandas bien diferenciadas: la economía exportadora que depende principalmente de los productos del campo y de la manufactura americana. Estos segmentos están creciendo, y esto se nota en el crecimiento de los estados en donde se concentran estas actividades.
El otro segmento, el de los servicios, no está creciendo. Esta en un estado recesivo. Inexplicable si consideramos el importante flujo de remesas familiares que se está generando, a un ritmo superior a 4 mil 700 millones de dólares mensuales, lo que significa un flujo anual que podría rondar los 55 mil millones de dólares, equivalentes a más de 5.0 por ciento del PIB.
Esta anemia endémica que tenemos en nuestra economía podría modificarse radicalmente si se tuviera otra visión de la política económica. Esta administración ya entró a su ocaso. Hace unos días la Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, anunció un nuevo plan de reactivación económica, que de inmediato fue descalificado como insuficiente e incompleto por los economistas de los bancos de inversión. El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, salió al quite anunciando que ya viene un nuevo paquete de proyectos de infraestructura, para la inversión del sector privado.
Acciones aisladas y desarticuladas no sirven de mucho si por otro lado se sigue violentando el Estado de derecho cotidianamente y si se sigue empujando una reforma del sector eléctrico que pudiera implicar un grave daño irreparable para la competitividad de nuestra economía como destino de inversión.
El autor es presidente de Bursamétrica.