Perspectiva Bursamétrica

México logra recuperar, por fin, los niveles de actividad previos a 2019

La economía mexicana ya está recuperando los niveles de actividad que se tenían antes de la decisión de cancelación del aeropuerto de Texcoco y del inicio del sexenio.

Con los datos definitivos publicados por el INEGI del IGAE de septiembre y del PIB al tercer trimestre, podemos afirmar que la economía mexicana ya está recuperando los niveles de actividad que se tenían antes de la decisión de cancelación del Aeropuerto de Texcoco, y del inicio del sexenio.

INEGI reportó el pasado viernes que el IGAE de septiembre creció en 5.1 por ciento anual, ante un avance de 7.9 por ciento anual en el campo, 4.3 por ciento en la industria y de 5.5 por ciento anual en los servicios, en donde destaca el turismo y el comercio. En la industria por ramos la minería se contrajo en 1.8 por ciento anual, por la menor producción de Pemex, la construcción bajó en -3.3 por ciento anual y la manufactura creció en 8.3 por ciento anual. Es decir, estamos teniendo un crecimiento más o menos generalizado en los tres sectores, pero no en todos los ramos.

Con nuestro indicador IBAM estábamos estimando un incremento en el IGAE de septiembre de 4.3 por ciento anual, mientras que el INEGI estaba estimando 4.8 por ciento con su Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE). Como quiera que sea la cifra salió mejor de lo estimado. La base de comparación de 2021 es muy baja, por eso estos altos números, pero sí estamos teniendo una recuperación. Le adelanto que para octubre con nuestro indicador más oportuno el IBEM estamos estimando un crecimiento de 6.8 por ciento anual para el IGAE, con lo que estamos viendo un PIB de por lo menos 4.5 por ciento para el cuarto trimestre y 3.0 por ciento para todo el PIB de 2022.

Si lo vemos como datos mensuales, para mostrar las últimas tendencias, en septiembre crecimos 0.7 por ciento mensual respecto a agosto, que tampoco fue mal mes. En el campo crecimos en 0.5 por ciento, pero en la industria decrecimos en 0.2 por ciento mensual por la contracción de la producción minera (-1.2 por ciento mensual) en donde está el petróleo, y en la manufactura, que bajó en 0.3 por ciento, mientras que la construcción creció en 0.2 por ciento mensual. Los servicios crecieron en 1.0 por ciento mensual, y están apoyados por una fuerte creación de empleo formal de 172.5 mil nuevas plazas registradas en el IMSS; las remesas familiares que todavía superan los 5 mil millones de dólares y por la producción automotriz que creció 31.3 por ciento anual en ese mes.

Con estos datos de septiembre, el PIB al tercer trimestre que originalmente INEGI esperaba en 1.0 por ciento trimestral y en 4.3 por ciento anual, se revisó a la baja ligeramente, con una variación trimestral de 0.9 por ciento pero la variación anual se queda en el mismo 4.3 por ciento. Por sectores, el campo está creciendo en 3.2 por ciento anual, la industria en 3.7 por ciento anual y los servicios en 4.5 por ciento anual.

Si uno observa el grafico del IGAE como índice y con cifras desestacionalizadas y en términos reales, el IGAE de septiembre pasado se ubica en 113.0 unidades, mientras que el dato más alto previo se tuvo en agosto de 2018, en 113.61 puntos, unos días antes de la decisión de cancelar el aeropuerto de Texcoco, anuncio que inició la crisis de confianza por la que atraviesa el país desde entonces, agravada por políticas públicas erráticas, iniciativas de ley y decisiones de gobierno contrarias a la Constitución, corrupción exacerbada, inseguridad y falta de Estado de derecho. Prácticamente estamos logrando la recuperación de la actividad económica que teníamos en ese entonces. Luego el confinamiento social estricto obligado por la pandemia provocó una muy grave recesión en nuestro país y en todo el mundo. Muchos países aplicaron de inmediato políticas monetarias extremas y políticas fiscales contracíclicas muy agresivas que les permitió lograr una recuperación relativamente rápida. México era uno de los pocos países que no se había recuperado. Las políticas públicas extremas tienen como consecuencia gobiernos muy endeudados e hiperinflación global, por la que estamos atravesando en todo el mundo. Esto está llevando a los bancos centrales a inducir una recesión subiendo tasas agresivamente y recogiendo dinero.

La pregunta es si esta recuperación es sostenible para el futuro. Los buenos resultados reportados en los últimos meses tienen que ver principalmente con nuestra economía abierta y el TMEC. Con nuestra inserción en el bloque económico más grande del mundo y con Estados Unidos.

Al analizar las minutas de la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal, el órgano colegiado que determina la política monetaria, se aprecia que los miembros del Comité contemplan un escenario de recesión para 2023 en Estados Unidos. Lo mismo se puede apreciar en los pronósticos de la gran mayoría de los bancos y economistas de ese país. No es una expectativa completamente generalizada pues hay quien solo ve una desaceleración para el próximo año. El modelo de pronóstico probabilístico como el de Bloomberg le han asignado una probabilidad de 100 por ciento. Nuestro escenario base en Bursamétrica contempla una recesión a partir de la segunda mitad del año entrante en Estados Unidos, con un efecto magnificado para nuestro país, por todos los factores ya descritos. Este escenario recesivo implica que podríamos volver a reducir nuevamente nuestra actividad económica por debajo de la observada en agosto de 2018.

El ajutor es presidente de Bursamétrica.

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