Presidente de Bursamétrica
Después de una buena racha de datos fuertes en la actividad económica, que llevaron a crecimientos de alrededor del 4.0 por ciento anual de mayo a julio, nuestros indicadores oportunos de la economía de agosto nos están señalando una posible desaceleración.
Por una parte, el Índice de Confianza Económica de México (IMCE) que elaboramos con la información del Instituto Mexicano de Contadores Públicos tuvo una reducción en su indicador general de 2.17 por ciento, o bien 1.64 unidades menos que julio, para situarse en 73.64 puntos, por lo que se mantuvo en el rango medio de la clasificación neutral.
Al interior del índice, la percepción sobre la situación actual cayó 3.41 por ciento mensual, a 68.13 puntos contra 70.53 puntos de julio. Como resultado, descendió al rango inferior de la clasificación neutral. En cuanto a la percepción sobre la situación futura, la cual representa la confianza en los próximos seis meses, disminuyó únicamente 0.84 por ciento, a 80.54 unidades, permaneciendo así en la clasificación neutral con perspectiva positiva.
En relación con el mismo mes de 2022, el IMCE bajó el ritmo de avances, elevándose 3.05 por ciento anual, derivado de un incremento de 1.82 por ciento en la percepción sobre la situación actual y de 4.39 por ciento en la percepción sobre la situación futura.
Por otra parte, el Índice Bursamétrica de la Economía Mexicana (IBEM), presentó en agosto un incremento del 1.66 por ciento mensual, para ubicarse en 139.19 unidades. En julio, el indicador había observado una contracción del 1.58 por ciento mensual. En términos anuales, el IBEM aumentó 11.99 por ciento contra un incremento del 17.34 por ciento anual de un mes antes.
El IBEM se vio favorecido por una mejoría en el ISM de la manufactura americana que si bien sigue en zona negativa, inferior a 50 puntos, subió desde 46.4 unidades a 47.6 puntos. Los indicadores equivalentes en México, los del IMEF, mejoraron en manufactura, que subió de 51.0 a 52.3 puntos, y en servicios que creció desde 51.7 a 52.1 unidades. También favoreció la evolución del precio de la Mezcla Mexicana de Exportación de Petróleo que desde una caída anual del 37.0 por ciento anual presentó ahora una variación del 18.2 por ciento anual.
Del lado opuesto, el Indicador resultó afectado principalmente por una desaceleración en los datos de la industria automotriz, en donde la producción aumentó a una tasa del 2.80 por ciento anual mientras en julio creció al 13.21 por ciento. Las exportaciones automotrices siguen fuertes creciendo al 15.74 por ciento anual, pero un mes antes la variación fue del 31.21 por ciento. Las ventas de automóviles en el mercado doméstico aumentaron 24.96 por ciento anual, menos que el 33.33 por ciento del mes de julio.
La menor contratación de puestos de trabajo en los afiliados al IMSS que subió 3.58 por ciento anual versus un incremento del 3.82 por ciento anual, y el menor rendimiento anual en el Índice de la Bolsa Mexicana de Valores que acumuló un rendimiento anual del 12.42 por ciento frente al 14.06 por ciento de julio también afectaron al Indicador.
Con estos datos, Bursamétrica estima preliminarmente y bajo cifras originales (no estacionalizadas) una variación del +1.83 por ciento anual en el IGAE de agosto, mientras que para julio la estimación preliminar del INEGI (IOAE) es del +3.4 por ciento anual y la de Bursamétrica con el IBAM es del 4.1 por ciento anual.
INEGI dio a conocer un crecimiento de la industria para julio del 4.9 por ciento anual en donde se destaca un crecimiento de la construcción del 24.7 por ciento anual, apoyado por un incremento en la construcción de obras de ingeniería civil del 162.8 por ciento anual.
La amenaza de que la huelga de la UAW, el sindicato automotriz de la Unión Americana, se extienda a más plantas en Detroit podría afectar a la industria mexicana de autopartes, pero al mismo tiempo beneficiar a las plantas de las armadoras establecidas en México.
Otros importantes riesgos sobre la economía global y de México son en primer lugar la inflación, que en adición al efecto del enorme gasto fiscal en ambos países, está siendo presionada por los salarios y por las restricciones en la oferta global de petróleo por parte de Arabia Saudita. En segundo lugar, la importante desaceleración que se espera para la economía de China, en donde se está dando una crisis financiera en el mercado inmobiliario, y una importante salida de capitales por el fenómeno del “nearshoring”, y la debilidad del yuan. Para los próximos años se esperan crecimientos en la economía de China de entre el 1.0 y el 2.0 por ciento anual, con lo que se afecta a una parte importante de la actividad económica global.