Este 5 de noviembre se realizan las elecciones en los Estados Unidos. Dos propuestas completamente diferentes, dos ópticas económicas antagónicas, dos visiones del mundo y del rol de los Estados Unidos en el concierto internacional. El futuro económico del mundo depende de los resultados en la contienda presidencial y de las elecciones legislativas.
La economía de los EU presenta un desempeño formidable, creciendo a un ritmo cercano al 3 por ciento anual; Biden ha creado desde 2021, empleo positivo en todos los meses, acumulando un total de 16.1 millones de puestos de trabajo en 45 meses. El empleo está en máximos históricos, con 162 millones de personas contratadas y una tasa de desempleo del 4.1 por ciento, con todo y la fase de altas tasas de interés más larga de su historia. No solo no hubo recesión, sino que tampoco hubo un aterrizaje suave.
Donald Trump promete ejercer un proteccionismo más radical, y una política fiscal superofertista. Para las empresas, propone bajar el tipo del impuesto de sociedades del 21 por ciento al 15 por ciento para las empresas que fabriquen sus productos en EU. En cambio, propone derogar los incentivos a las inversiones en energías renovables de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA).
En la política comercial, Trump propone establecer un arancel básico universal del 10 por ciento al 20 por ciento sobre todas las importaciones. Imponer aranceles recíprocos a las importaciones estadounidenses iguales a los aranceles que los socios comerciales imponen a las exportaciones de Estados Unidos (por lo general, mayores). Para China, Trump habla de imponer un arancel del 60 por ciento sobre todas las importaciones, y promete imponer un arancel del 100 por ciento para los automóviles importados de México.
Kamala Harris plantea continuar con la política de Biden de apoyo a las inversiones en fabricación de semiconductores, energía limpia e inteligencia artificial. En materia fiscal quiere prorrogar para los individuos los recortes fiscales de 2017 para los hogares que ganan menos de 400 mil dólares anuales, lo que implica subir impuestos para los que tienen ingresos más altos. En cambio, propone ampliar el crédito fiscal por hijos (hasta 3.6 mil dólares por hijo para familias de clase media y hasta 6 mil dólares para familias de ingresos bajos con hijos en su primer año de vida).
Piensa establecer un impuesto a los multimillonarios por las plusvalías no realizadas y elevar del 20 por ciento al 28 por ciento el ISR sobre las ganancias de capital a largo plazo para quienes ganen un millón de dólares al año o más. Para las empresas, elevará el impuesto de las sociedades del 21 por ciento al 28 por ciento, subir la tasa del 1 por ciento al 4 por ciento sobre la recompra de acciones por las empresas y aumentar los impuestos sobre los beneficios de las empresas estadounidenses en el extranjero. En cambio, propone aumentar las deducciones fiscales por la creación de una nueva empresa de 5 mil a 50 mil dólares.
En materia comercial Kamala Harris identifica los aranceles como un impuesto al consumo, lo que implica inflación de costos. Harris se centraría en aranceles específicos y estratégicos “para apoyar a los trabajadores estadounidenses”, tratando de proteger sectores sensibles, y en no tolerar las prácticas desleales de China ni de ningún competidor.
Mientras Harris apuesta por fomentar las inversiones en fuentes de energía limpias, Trump quiere derogar los incentivos a las energías verdes y apostar de lleno por las energías fósiles. A pesar de contar con Elon Musk como aliado, va a eliminar los obstáculos al petróleo y el gas, a la construcción de centrales eléctricas, ampliar las exportaciones de GNL y revertir las restricciones a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los escenarios que pueden plantearse son cuatro básicos y uno más que sería sumamente disruptivo en el corto plazo:
1. Gana Trump con el control republicano del Congreso: facilita la implementación de sus propuestas. (El escenario negro para México, con una gran probabilidad de ocurrencia).
2. Gana Trump sin el control republicano del Congreso, lo que dificulta la implementación de sus promesas.
3. Gana Harris con el control demócrata del Congreso, lo que le facilitaría la imposición de la agenda demócrata.
4. Gana Harris sin el control demócrata del Congreso lo que dificulta la aprobación de sus propuestas.
5. Una variante de estas dos últimas es que Donald Trump no reconozca su derrota en las urnas y volvamos a ver el desorden violento de sus seguidores y la toma del Capitolio, lo que generaría una enorme inestabilidad en los mercados financieros.
Añada a estos escenarios que el mismo 5 de noviembre tendremos en México la votación de la Suprema Corte de la propuesta del magistrado José Luis González Alcántara Carrancá, lo que podría llevarnos a una crisis constitucional. El escenario 1 más este evento nos puede llevar a un tipo de cambio de 23 pesos por dólar.