Es evidente que vivimos una época de cambio tecnológico acelerado y vale la pena preguntarse cuál será el efecto de este cambio en la economía. ¿Qué tan profundo será el cambio en nuestras vidas?, ¿cómo podemos entender el tiempo en el que nos ha tocado vivir? Existen diferentes interpretaciones del impacto actual de la tecnología. Tal vez la interpretación más popular sea la cuarta revolución industrial; sin embargo, parece más convincente la narrativa de la segunda era de las máquinas.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, vivimos en una cuarta revolución industrial que “representa formas completamente nuevas en las que la tecnología se integra en las sociedades e incluso en nuestros cuerpos humanos”. Esta cuarta revolución industrial estaría impulsada por un grupo de diversas tecnologías como la edición del genoma, inteligencia artificial, materiales innovadores y la cadena de bloques. Aunque esta interpretación del tiempo actual es atractiva, la comprensión de lo que sucede actualmente requiere reevaluar la relevancia de la (primera) Revolución Industrial, por un lado, y de la inteligencia artificial, por otro lado.
La (primera) Revolución Industrial fue un evento que cambió radicalmente la historia de la humanidad. Posiblemente sea uno de los dos o tres eventos históricos de mayor relevancia. Esto se hace evidente al analizar las estimaciones del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, que es una medición de la riqueza promedio. De acuerdo con estimaciones originales de Angus Maddison, el PIB per cápita en Europa Occidental crece sólo 71 por ciento entre el año 1 y 1700. Esto significa que la riqueza promedio permaneció estancada por la mayor parte de la historia de la humanidad. La Revolución Industrial, que se extiende primero en Europa Occidental, cambia esta situación reemplazando el trabajo manual por la energía de las máquinas. Entre 1700 y 1870, se duplica el PIB per cápita europeo. La Revolución Industrial desencadena un cambio radical en la generación de riqueza que se acelera con el tiempo.
Por su parte, la inteligencia artificial es una tecnología que tiene el potencial de cambiar la economía de una forma más profunda que otras tecnologías actuales. Primero, porque la inteligencia artificial es una tecnología de propósito general. Este tipo de tecnologías pueden alterar a toda la economía (no sólo a un sector o industria) ya que tienen muchos usos diferentes. Otros ejemplos de tecnologías de propósito general son la máquina de vapor, la electricidad y el internet.
Un elemento importante a considerar acerca de la inteligencia artificial es que su utilidad práctica es reciente. Aunque la inteligencia artificial como campo de estudio nace en los años cincuenta del siglo pasado, su aplicación en la economía es reciente. En 2012, Google no le daba ningún uso práctico a la inteligencia artificial, pero en 2015 ya la usaba en mil 200 proyectos. En la actualidad, cada día se encuentran nuevas aplicaciones, crecientemente sofisticadas, para esta tecnología.
Además, la misma naturaleza de la inteligencia artificial tiene implicaciones importantes en cuanto a su impacto económico. De acuerdo con Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, vivimos en lo que se puede llamar la segunda era de las máquinas. La Revolución Industrial cambió de forma radical la vida económica y la riqueza promedio porque las máquinas empezaron a sustituir el trabajo físico de los seres humanos. En ese momento, dejamos de depender de nuestra propia fuerza (y la de algunos animales) para producir bienes. De acuerdo con estos dos economistas, por esa razón a la Revolución Industrial se le puede llamar también la primera era de las máquinas.
Ahora consideremos que la inteligencia artificial está permitiendo que las máquinas empiecen a sustituir el trabajo intelectual de los seres humanos. Es por esto que la época actual podría ser considerada la segunda era de las máquinas y tendría el potencial de cambiar radicalmente la forma en la que funciona la economía. Aunque el libro de Brynjolfsson y McAfee es de 2014, su tesis principal está aún por ser probada porque seguimos inmersos en el proceso de cambio que la inteligencia artificial ha traído consigo.
Si la historia puede enseñarnos algo del tiempo actual, podríamos mencionar dos características de la primera era de las máquinas que podrían repetirse en la segunda. El cambio tecnológico impulsó el desarrollo de una prosperidad sin precedentes para la humanidad, esta es una razón para ser optimistas acerca de lo que viene hacia adelante. Sin embargo, el proceso de cambio que siguió a la Revolución Industrial produjo un ajuste doloroso que llevó a mucha gente a la miseria al tiempo que se generaban nuevas fortunas. Ojalá aprendamos de la historia y logremos aprovechar las ventajas del cambio tecnológico y encontremos formas de mitigar el sufrimiento que puede tener el ajuste a una nueva realidad.