Economía empresarial

El dinero del futuro II

El sistema monetario propuesto por el BIS, basado en monedas digitales ‘tokenizadas’ y registros unificados, puede generar eficiencias importantes en el comercio internacional.

En un artículo anterior hablé de la visión del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) acerca de cómo usar la tecnología para mejorar las funcionalidades del dinero. La tokenización y la creación de un registro unificado pueden traer importantes ventajas para el sistema monetario internacional. En este artículo se ejemplifica cómo esta tecnología puede ser usada para tener un sistema de pagos más eficiente.

La idea básica que muestra el BIS en su Reporte Económico Anual es combinar las ventajas de las criptomonedas con la confianza que genera el dinero emitido por los bancos centrales. Lo que se busca es crear monedas digitales de los bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) que puedan usarse como un token (un activo digital en un entorno programable) en un registro unificado.

Sin entrar en detalles técnicos, esto puede lograr un sistema de pagos más rápido y menos costoso y complicado. Los usuarios de este sistema no nos enteramos de sus ineficiencias en la mayoría de los pagos que hacemos. Sin embargo, los costos del sistema los pagamos a través de comisiones o mayores tasas de interés porque los intermediarios financieros se enfrentan a costos importantes en términos de fraudes, lavado de dinero, cumplimiento de regulación, desarrollo de sistemas informáticos, entre otros.

El uso de estas nuevas tecnologías puede mejorar el sistema actual en varios sentidos, pero lo más interesante está en las posibilidades que ofrece para desarrollar nuevas soluciones a diversos problemas. Un ejemplo a considerar es la posibilidad de mejorar el financiamiento de cadenas de suministro globales.

Muchas empresas que proveen insumos internacionalmente tienen problemas para financiar sus operaciones. Las instituciones financieras enfrentan varios riesgos como son el que la empresa no reciba el pago por los insumos que provee, que los insumos (que se pueden establecer como colateral) se pierdan al ser transportados por mal clima o ataques de piratas o que la empresa que pide el crédito ofrezca el mismo colateral a varias instituciones financieras. Esto encarece el crédito.

Para reducir estos riesgos se puede recurrir a los llamados contratos inteligentes. Cuando se tiene una moneda digital hecha token, la misma moneda puede incluir un código de programación que le indique qué hacer si sucede algo. Por ejemplo, el pago del cliente al proveedor puede estar en garantía y liberarse automáticamente cuando se entregue la mercancía. A este código es a lo que se le llama contrato inteligente.

Además de liberar un pago automáticamente, un contrato inteligente puede también usarse para monitorear el estado de la mercancía usada como colateral. El riesgo de que la mercancía se pierda disminuye al pasar ciertos puntos de mayor peligro en el mar. Se puede usar el internet de las cosas con sistemas de GPS para que informe la ubicación de la mercancía y se presten fondos a una menor tasa cuando el colateral está sujeto a menos riesgo.

Por último, cuando los créditos se encuentran en un registro unificado se puede evitar que se use el mismo colateral en varios contratos. Con esto, el prestamista tiene menor riesgo y puede ofrecer mejores tasas de interés. Todo lo anterior ejemplifica cómo el sistema monetario propuesto por el BIS, basado en monedas digitales tokenizadas y registros unificados, puede generar eficiencias importantes en el comercio internacional.

Con la misma tecnología se pueden lograr mejoras en diversas áreas. Por ejemplo, el BIS también está experimentando con bonos verdes. La idea es que el inversionista no sólo pueda dar seguimiento a su rendimiento financiero, sino que, a través de contratos inteligentes, pueda seguir en tiempo real cuánta energía limpia se ha generado y qué tanto se han reducido las emisiones de dióxido de carbono como resultado de su inversión.

Tal vez lo más importante es que una vez que se tengan las funcionalidades básicas del nuevo sistema de pagos, las posibilidades de innovación son incontables. Para lograr el nuevo sistema, se tienen que superar varios obstáculos técnicos, políticos, entre otros. Además, el proceso de pruebas e implementación tomará tiempo. De cualquier forma, un nuevo sistema de pagos más eficiente y abierto a la innovación es posible.

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