La tasa de desocupación en México ha registrado niveles históricamente bajos en los últimos meses. En julio de 2023, los desocupados fueron el 2.65 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). Sin embargo, la situación laboral en el país no parece ser particularmente buena. ¿Cómo podemos interpretar el dato de desocupación?, ¿qué tan buenas son las condiciones del mercado laboral en México?
Cuando hablo de desempleo con directoras y directores de empresa es común que alguien comente que no confía en el dato que seguramente está “cuchareado”. Me parece justificable este razonamiento frente a una estadística que no refleja completamente la realidad. No obstante, el problema no está en la medición (que sigue una metodología internacional) sino en que la realidad del mercado laboral mexicano debe entenderse, también, a la luz de otros indicadores.
El mercado de trabajo en México es complejo. Aquí nos enfocaremos en la cantidad de personas disponibles para trabajar y lo que implica acerca de la economía mexicana. Primero, vale la pena recordar que la tasa de desocupación es el número de desocupados dividido entre la Población Económicamente Activa, es decir, entre la suma de los ocupados y los desocupados.
Entre los ocupados se incluye tanto al trabajo formal como al informal. Por su parte, los desocupados son los que han buscado trabajo activamente. De esta forma, quienes están dispuestos a trabajar, pero no han buscado trabajo activamente no forman parte de la tasa de desocupación. Un primer paso en la metodología para medir el desempleo es separar a la población en económicamente activa y no económicamente activa.
Dentro de la población no económicamente activa hay dos grupos de personas. Por un lado están los no disponibles para trabajar que son quienes estudian, se dedican al hogar o a cuidar a algún familiar, están jubilados o, simplemente, no quieren trabajar. Pero también se incluye al grupo de los disponibles para trabajar pero que “no llevaron a cabo acciones para hacerlo”, como dice el comunicado del INEGI.
En junio de 2023 se registraron 4 millones 999 mil personas disponibles para trabajar en México, mientras que los desocupados fueron un millón 598 mil. La única diferencia entre estos dos grupos es que los primeros no llevaron a cabo acciones encaminadas a conseguir empleo y esto los deja fuera de la tasa de desocupación.
Un primer punto a considerar es que hay 5 millones de personas que necesitan un empleo en México y no se cuentan entre los desocupados. Estas personas podrían integrarse al mercado laboral y contribuir a la producción de bienes y servicios, ¿por qué no lo hacen?
Al primer trimestre de 2023, de los disponibles para trabajar un 2 por ciento había desistido de buscar empleo y el 98 por ciento restante declaró no buscar empleo por considerar que no tiene oportunidades. Desgraciadamente, la encuesta no nos dice qué significa ese “no tener oportunidades”. Habrá quien no está dispuesto(a) a trabajar por el salario o las condiciones vigentes de trabajo o quien no tiene las habilidades o capacitación necesaria para acceder a un trabajo, por ejemplo.
Lo que parece claro es que las personas disponibles para trabajar muestran que la economía mexicana no está produciendo los puestos de trabajo con las condiciones que requieren esos 5 millones de personas. La comparación con el mercado laboral en Estados Unidos es ilustrativa.
En junio, había en la economía norteamericana poco más de 266 millones de personas en edad de trabajar. Esto es más del doble de los poco más de 100 millones de personas en esa condición en México. Sin embargo, la población disponible para trabajar en Estados Unidos fue de 5.8 millones de personas, apenas 800 mil personas más que en México, a pesar de tener una población mucho mayor.
Los disponibles para trabajar en México representan el 5 por ciento de la población en edad de trabajar, mientras que la cifra equivalente en Estados Unidos es de sólo 2.2 por ciento. En México, las condiciones del mercado laboral no son suficientemente buenas para aprovechar a casi 5 millones de personas que podrían trabajar, pero ya ni siquiera buscan trabajo activamente. Saben que no podrán conseguir un trabajo o que el trabajo que podrían conseguir es precario.
Desgraciadamente, la economía mexicana no ha sido capaz de ofrecer una alternativa laboral ni al millón seiscientos mil desocupados ni a los 5 millones de disponibles para trabajar. Esto aún cuando entre los ocupados hay un 55 por ciento de informalidad laboral. Es bueno que la tasa de desocupación sea baja, pero las condiciones laborales en México no son tan buenas como parece indicar dicha tasa.