Al inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador se dio un cambio importante en los programas sociales del gobierno federal. Claudia Sheinbaum ha decidido fortalecer el tipo de programas que instauró su predecesor. ¿Esto es algo bueno? Depende a quién le preguntemos. Muchos beneficiarios de los programas sociales pueden estar contentos con el cambio. Sin embargo, la evidencia con la que contamos muestra varios efectos negativos derivados de este cambio.
El principal cambio en la política social en el sexenio previo fue la sustitución del Prospera por las Becas Benito Juárez (BBJ). En realidad, se contraponen dos visiones de política social. El Prospera nace durante el sexenio de Ernesto Zedillo con el nombre de Progresa y su objetivo es la construcción de capital humano entre los hogares más pobres del país. Busca mejorar la educación, salud y alimentación de los niños de hogares pobres. Una idea clave es que esto lograría aumentar su productividad y salir de la pobreza sin necesidad de más subsidios.
El Progresa otorgaba una transferencia monetaria a la madre del hogar con algunas condiciones. Los niños tenían que ir a una clínica de salud y la cantidad que recibía el hogar dependía también de la asistencia a la escuela. El hogar recibía más dinero por la asistencia escolar de las niñas que de los niños para cerrar la brecha que existía en este sentido. También se recibía más dinero cuando se asistía a niveles más altos en el sistema escolar. Esto incentivaba la expansión del capital humano entre los hogares más pobres.
Numerosos estudios académicos documentaron los efectos positivos del Progresa en cuanto a mayores años de escolaridad, reducción del trabajo infantil, mayores calorías consumidas en el hogar, reducción en enfermedades y aumento de estatura, entre otros. Este éxito en sus resultados le dio fama internacional al programa y fue imitado en varios países. También esto logró que se mantuviera el programa con pequeños cambios durante diferentes sexenios. En el sexenio de Vicente Fox se le bautizó como Oportunidades y en el de Enrique Peña Nieto tomó el nombre de Prospera.
A pesar de las ventajas del programa, fue sustituido al inicio del sexenio de López Obrador por programas con menor condicionalidad. El programa que sustituyó principalmente al Prospera es el de Becas Benito Juárez (BBJ). Estas becas otorgan un monto fijo si se cuenta con un niño o niña en el hogar en primaria o secundaria. También le otorga un monto fijo mensual directamente al estudiante de nivel medio superior.
Los efectos de estos cambios han sido estudiados en un documento escrito por Fernanda Márquez-Padilla, Susan W. Parker y Tom S. Vogl. Estos investigadores encuentran que retirar el Prospera causó que se redujera la asistencia escolar, principalmente a nivel preparatoria y principalmente para hombres. La caída en la asistencia escolar por la desaparición del Prospera fue tan grande como el aumento registrado después de su implementación. Esta menor asistencia escolar tiene como contrapartida una mayor participación laboral de jóvenes en ese rango de edad. Me parece que esto llevará a que muchos de esos jóvenes se encuentren atados a trabajos de menor calidad por el resto de su vida.
Otro tema importante que documentan Parker y Vogl en otro trabajo es la menor progresividad de BBJ frente al Prospera. Estos autores encuentran que, aunque el gasto total es similar en ambos programas, los hogares en los municipios de medio, alto y muy alto nivel de marginación reciben menores transferencias con el programa BBJ. Los hogares más pobres recibieron menos de la mitad de lo que recibían con el Prospera. Esto nos ayuda a entender por qué aumentó la pobreza extrema durante el sexenio que recién terminó, aunque la pobreza (no extrema) disminuyó.
Los programas sociales cambiaron de enfoque al inicio del sexenio de López Obrador y Sheinbaum ha decidido profundizar en el mismo camino. Los hogares que reciben estos programas parecen estar más satisfechos con el estado actual de los programas: reciben el dinero con poca o ninguna condicionalidad. Sin embargo, la formación del capital humano entre los pobres se está reduciendo y esto afectará su capacidad de generar mayores ingresos a lo largo de su vida. Además, los más pobres entre los pobres han sido marginados.