Asistimos en los pasados seis años a una transformación sorprendente. Pasamos de ser una frágil democracia a una incipiente tiranía. Importantes lecciones se desprenden de este proceso. Me he permitido, para que las siguientes generaciones tengan un modelo que seguir, enumerar algunas:
1. A la gente no le importa la verdad. En sus conferencias AMLO faltó a la verdad en más de 110 mil ocasiones. Lección: lo importante es mentir con sinceridad.
2. A la gente no le importa la responsabilidad. Murieron más de 800 mil personas debido a la pésima estrategia frente al covid, pero los mexicanos prefirieron creer que se debió a que ‘Dios así lo quiso’ antes de fincarle responsabilidad alguna al que planeó esa estrategia. Lección: puedes ser responsable de la muerte de cientos de miles de personas siempre sin ninguna consecuencia.
3. La economía no es importante. AMLO ofreció que México crecería al 4, luego al 2, para finalmente crecer al 1 por ciento. Aumentó la deuda pública a su mayor nivel en la historia. Prometió que la gasolina costaría 10 pesos y hoy se vende a 24. Lección: no importa mejorar la vida de los ciudadanos, lo importante es repetir cada mañana que vamos mejor que nunca.
4. A la gente no le importa vivir en un ambiente de inseguridad. En la mayoría de los municipios más violentos del país, Morena ganó las elecciones. Ocho de las diez ciudades más peligrosas del mundo se encuentran en México, y en ellas ganó el partido oficial. Este gobierno es responsable de la muerte de casi 200 mil personas. AMLO afirmó que si fracasaba en seguridad su gobierno sería un fracaso, y aún así la gente votó por Morena. Lección: no importa cuánta gente muera siempre y cuando des la impresión de que el tema te preocupa (“todos los días a las seis de la mañana me reúno con el gabinete de seguridad”).
5. La gente disfruta el atole con el dedo. Se puede ser responsable de la muerte de un millón de mexicanos sin tener cargos de conciencia. Basta con repetir que el pueblo es sabio y bueno, que el pueblo es el que manda. Lección: se pueden cometer los peores errores y las mayores tropelías siempre y cuando se responsabilice de ellas a las pasadas administraciones.
6. A la gente no le interesa tener un gobierno eficaz, lo que quiere es un gobierno popular. AMLO descubrió que la mejor forma de encubrir un error colosal es hablar de su popularidad. Luego de una masacre espantosa, lo normal era ver al presidente declarar al día siguiente que él era el presidente más popular del mundo. Mostraba encuestas. Dejó de mostrarlas cuando Milei ocupó el primer lugar. Lección: el gobernante debe sobre todas las cosas buscar la popularidad.
7. A la gente no le importa el significado de las palabras. Como en 1984, la novela distópica de Orwell, AMLO impuso una neolengua para “disminuir el alcance del pensamiento”. De este modo, los liberales pasaron a ser “conservadores”. A los encargados de canjear becas y apoyos por votos y asistencia a las manifestaciones les llamó “siervos de la nación”. Las expropiaciones ahora se llaman “ocupaciones temporales”. El dinero ilegal para las campañas se le conoce como “aportaciones”. Lección: tuerce el sentido de las palabras, si logras que la neolengua se imponga, ya ganaste.
8. La gente goza cuando la adulan. Pocas cosas más eficaces que endulzar el oído popular con frases que lo ensalcen: “el pueblo de México es mucha pieza”, “tenemos el pueblo más politizado del mundo”, etcétera. Lección: engaña y adula sin pudor, esta clase de mentiras no tienen costo y dejan mucho.
9. A la gente no le importa lo que hagas, le importa lo que digas. Un mérito indudable de AMLO fue la creación de las mañaneras, una combinación de Siempre en Domingo y de 24 Horas. Show mediático con canciones e invitados cuyo fin era el de imponer la agenda política del día. El espectáculo no hubiera estado completo sin un poco de morbo y sangre: conferencias para insultar y amenazar a sus adversarios, para reírse de las víctimas (“ahí tienen sus masacres”). Lección: calumnia, que algo queda.
10. La gente se compadece de las víctimas. AMLO supo convertir cada derrota en una victoria, haciéndose la víctima. Todos sus errores los achacó a vagos complots, a conspiraciones oscuras de ‘sus adversarios’. Llevó el procedimiento hasta extremos grotescos: el atentado contra Ciro Gómez Leyva fue para perjudicarlo a él. Se negó a recibir a las madres buscadoras para no dañar ‘su investidura’. Lección: pase lo que pase, la víctima es el presidente.
Puede afirmarse que el gobierno de López Obrador fue muy exitoso: robó, mintió y engañó, y aún así su partido ganó con holgura las elecciones. Con el pretexto de que le ‘robaron las elecciones’ de 2006, se valió del fraude para imponer a su sucesora.
La lección que López Obrador deja a las próximas generaciones de políticos mexicanos es muy clara: el pueblo no importa, lo realmente importante es hacerle creer que eres como ellos, que también sufres y te equivocas, todo con el fin de concentrar el poder en tu persona.