El Presidente comentó recientemente que desea enviar una propuesta a los legisladores para eliminar los diputados por representación proporcional y los senadores por primera minoría y de representación proporcional. Es decir, eliminar los 200 diputados y 64 senadores plurinominales. Desde una arista simple, recibo con beneplácito la noticia. Considero que tenemos demasiados legisladores y que tanto desde el punto de vista de ahorro de dinero público −proveniente de nuestros impuestos−, así como del hecho de que un número menor de personas favorece los procesos para lograr acuerdos, tiene sentido una reducción en el número de legisladores. No obstante lo anterior, considero que para poder calificar esta iniciativa es necesario hacer un comparativo internacional en cuanto al número de legisladores por habitante, así como analizar esta propuesta desde el punto de vista del porqué se crearon los plurinominales y cuál ha sido su función.
(1) ¿Tenemos muchos legisladores? En México, con una población de poco más de 126 millones de habitantes, tenemos 500 diputados y 128 senadores. Esto quiere decir que contamos con cerca de cuatro diputados y poco más de un senador por cada millón de habitantes. Comparándonos con nuestro país vecino del norte y con un emergente con el que siempre nos comparan los inversionistas internacionales, Brasil, por ejemplo, quedamos muy por arriba de sus métricas. En Estados Unidos tienen 435 representantes y 100 senadores. Con una población de casi 390 millones de habitantes, esto equivale a 1.1 representantes y 0.3 senadores por cada millón de habitantes. En Brasil, por ejemplo, con una población de poco más de 210 millones de habitantes, tienen 513 diputados y 81 senadores, es decir, 2.4 diputados y 0.4 senadores por cada millón de habitantes.
(2) Creación y función de los plurinominales. Los legisladores por representación proporcional fueron creados en México en la Cámara de Diputados en 1977 y para el Senado en 1996. La creación de esta figura en el sistema legislativo mexicano respondió a un llamado de los partidos de oposición, para que se evitara que el 100 por ciento de los legisladores pudieran ser de un solo partido, como ocurría en la época hegemónica del PRI. Esto podía ocurrir, por ejemplo, si todos los candidatos a diputado −por votación directa− del PRI ganaban todos los distritos por 51 por ciento de los votos y 49 por ciento lo ganaban partidos de oposición. Entonces, todos los diputados serían del PRI y ninguno de los partidos de oposición tendrían una curul, a pesar de haber obtenido un porcentaje alto de la votación. Así, al crear los diputados por representación proporcional −y más tarde, también en el Senado−, se le dio voz a los partidos de oposición en los órganos legislativos, dependiendo de la proporción en la que votaron los ciudadanos por dichos partidos de oposición. Por su parte, muchos legisladores que han logrado una curul vía la representación proporcional son personas preparadas en algún o algunos temas, que pueden hacer aportaciones muy relevantes a los debates legislativos y que tal vez, para lograr ese nivel de preparación, no hicieron carrera política que les permita lograr un asiento legislativo por la vía de las urnas. En cuanto a los senadores por primera minoría −i.e. los otros plurinominales-, se asigna un senador por entidad federativa al partido que haya obtenido el segundo lugar en las elecciones de dicho estado. Esto tiene el fin de ofrecer representatividad de los partidos a nivel estatal. Cabe recordar que así como la naturaleza de los diputados es representar a la gente, la de los senadores es representar los intereses de los estados en una federación. Por ello es clave que exista un mismo número de senadores por cada entidad federativa, sin importar si son estados grandes o pequeños. Así, considero que si tuviéramos que elegir qué tipo de senador eliminar en un esfuerzo de reducción, optaría por los de representación proporcional y dejaría a los de primera minoría.
(3) ¿Qué hacer? Considero que dadas las razones para las cuáles fueron creados los plurinominales, sería adecuado plantear una reducción en el número de legisladores que no solo contemple a los de representación proporcional y de primera minoría. Así, propongo una reducción que tome en cuenta el número de entidades federativas, así como tratando de preservar los porcentajes que guardan hoy en día entre sí. Esta sería: (a) Diputados: Reducir de 500 a 300 diputados, con la siguiente composición: 200 por votación directa y 100 de representación proporcional; y (b) Senadores: Reducir de 128 a 64 senadores, con 32 por votación directa (uno por cada entidad federativa) y 32 por primera minoría. Con esta propuesta, se mantendrían los ahorros que plantea el presidente López Obrador con la reducción de 200 diputados y 64 senadores, pero respetando las razones de Estado por los cuales fueron creadas las figuras por representación proporcional y de primera minoría.
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico, Relación con Inversionistas y Sustentabilidad de Grupo Financiero Banorte, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.