Hace dos semanas el presidente López Obrador nominó a la ahora ex subsecretaria de Egresos –de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público–, Victoria Rodríguez Ceja, para integrarse en la Junta de Gobierno del Banco de México como gobernadora. La semana pasada, el Senado de la República ratificó la nominación del presidente, por lo que a partir del 1 de enero de 2022, Victoria será gobernadora del Banco de México. En lo personal, celebro que por primera vez desde hace casi cien años, nuestro Instituto Central vaya a ser liderado por una mujer y que además, sea economista graduada del Tecnológico de Monterrey, con quien comparto alma mater. Aprovecho este espacio para desearle a Victoria mucho éxito en su nueva encomienda.
El presidente llevó a cabo este nombramiento apegado a las leyes y tanto el propio nombramiento, como la ratificación se hizo en tiempo y forma. Sin embargo, personalmente no recibí con beneplácito la forma en la que el Presidente llevó a cabo la comunicación sobre la transición de un asunto tan delicado como la sucesión del Banco de México. Esto no es un asunto que tiene que ver con la nominación de Victoria Rodríguez per se, sino con las formas. Haber nominado a Arturo Herrera como sucesor, con una antelación de casi seis meses –como no se había hecho antes–, bajo la justificación de que se hacía porque se le daba una gran importancia al nombramiento y después, de último momento y sin mayor justificación, cambiar de opinión, me pareció una falta de consideración para un servidor público de la talla de Arturo Herrera, así como para el Banco de México y la institucionalidad que representa y una falta de atención con los participantes de los mercados financieros. Al final del día, me queda claro que es facultad del Presidente de la República llevar a cabo el nombramiento y como lo acabo de comentar, lo hizo en tiempo y forma, por lo que como lo he hecho a lo largo de este sexenio, enfatizo que el Presidente ha continuado cumpliendo las promesas que hizo en campaña en materia de instrumentación de política económica, incluyendo la austeridad fiscal y el respeto a la autonomía del banco central.
Desde su fundación, el Banco de México ha ido construyendo su credibilidad y buena reputación con base en acciones que ha ido tomando la Junta de Gobierno –apoyados por el experimentado staff–, tanto de política monetaria per se, como de política cambiaria –participando en la Comisión de Cambios–, así como en materia de transparencia, regulación bancaria, desarrollo de los mercados financieros, promoción de las políticas ambientales, sociales y de gobernanza, educación y cultura, entre muchos otros. En este sentido, es muy importante dar continuidad a los aspectos que funcionan muy bien y una vez habiendo tomado las riendas, llevar a cabo algunos cambios en las áreas de oportunidad que toda institución presenta. Tomando en cuenta esto, yo recomendaría a Victoria Rodríguez Ceja tres acciones de inicio en términos de credibilidad, apertura y cuidado del capital humano del Banco de México, así como de transparencia.
(1) Credibilidad. No hay duda que es un momento complejo para el mundo y también para México. En el aspecto económico, nuestro país no solo se encuentra saliendo de la peor recesión que ha registrado nuestro país desde 1932, sino que la inflación se encuentra en su nivel más alto en los últimos veinte años y a más del doble del objetivo del banco central de 3.0 por ciento. Es por ello que considero que lo primero que hay que hacer no solo es refrendar el compromiso de la Junta de Gobierno en torno al mandato único del Banco de México de palabra, sino con acciones. Para esto, en mi opinión, será clave elevar la tasa de referencia al menos en la primera reunión de política monetaria que encabece la nueva gobernadora (10 de febrero, 2022) y hacer un pronunciamiento en torno al ‘acompañamiento’ que planea llevar a cabo el Banco de México en torno a las acciones de política monetaria del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos, una vez que éste inicie su ciclo de alza de tasas.
(2) Apertura y cuidado del capital humano del Banco de México. Considero que para poder entender la complejidad que existe no solo en la conducción de la política monetaria, sino también en todos los elementos que hay alrededor de la gestión de una institución tan sui generis como un banco central, es necesario escuchar detenidamente el consejo del staff del Banco de México, así como de miembros y ex miembros de la Junta de Gobierno y la opinión experta de participantes de los mercados financieros locales e internacionales. En este sentido, considero que será de gran importancia mostrar apertura y ser muy puntual en torno al cuidado que tendrá del acervo más importante que tiene el Banco de México: Su capital humano (utilizando las palabras del propio gobernador actual del Banco de México).
(3) Transparencia. Si bien ha habido avances extraordinarios en los últimos años en materia de transparencia, existen varios aspectos perfectibles. Uno de éstos que considero que es relativamente sencillo de instrumentar y que podría ser una buena carta de inicio –sobre todo en torno a enviar un buen mensaje a participantes de los mercados financieros–, es la publicación del calendario de anuncios de las decisiones de política monetaria de 2023, así como una nueva regla en torno a la publicación de estos calendarios. Por ejemplo, que en junio de cada año se publiquen los calendarios de los próximos dos años.
* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.