La política energética del presidente López Obrador ha ido en contra de la reforma estructural que llevó a cabo la administración anterior. Cabe señalar que un objetivo que tenía la reforma energética –entre otros–, era parar y revertir la fuerte caída de la producción petrolera que veníamos observando desde 2004, poco después de haber alcanzado el pico con 3,455 miles de barriles diarios (mbd) –en diciembre de 2003–, y que poco antes de iniciar el sexenio del expresidente Peña Nieto, había registrado una caída de 26 por ciento. Otro objetivo era permitir que Pemex pudiera tener las condiciones para competir con empresas extranjeras. Asimismo, otro objetivo era que la población pudiera adquirir gasolina a precios más bajos o al menos más cercanos a los que se pagan en otros países.
La reforma energética del expresidente Peña Nieto se veía muy bien en papel (“Una verdadera reforma energética”, 26 de noviembre, 2013). Sin embargo, falló en la práctica por varios temas. Por un lado, la producción petrolera continuó cayendo de 2,564 mbd en diciembre de 2012 a 1,697 mbd en noviembre de 2018. Por otro lado, el gobierno solo le redujo el Derecho de Utilidad Compartida (DUC) que paga Pemex al gobierno de 71.5 por ciento, a 65 por ciento. Asimismo, el día en que se liberalizaron los precios de las gasolinas, ese fatídico 1 de enero de 2017, los precios de las gasolinas se dispararon cerca de 22 por ciento, como no se había observado desde 1995. Si bien considero que no se puede evaluar una reforma de la envergadura que podría haber representado solo con estos tres temas, y con un periodo de tiempo tan corto de instrumentación, fue muy claro que tanto la ejecución, así como la percepción de que los procesos estuvieron plagados de corrupción, desvirtuaron el esfuerzo de muchos funcionarios públicos de primera que impulsaron la reforma y lo más importante: la población no vio los beneficios.
¿Qué ocurre hoy con estos tres temas en la administración actual? Por un lado, la producción petrolera no solo se pudo estabilizar, sino que se ha incrementado, de 1,594 mbd en julio de 2020, a 1,700 mbd en la actualidad. Asimismo, el gobierno redujo el DUC a Pemex de 65 a 40 por ciento actualmente y el Presidente ha cumplido con su promesa de que los precios de las gasolinas no suban en términos reales. Es decir, el precio promedio de la gasolina regular se ha incrementado 12.6 por ciento, de 19.6 pesos por litro en noviembre de 2018, a 22.05 pesos por litro actualmente, mientras que la inflación acumulada en el mismo periodo fue de 22.3 por ciento. Esto contrasta con lo que ocurrió en la administración anterior en donde los precios de las gasolinas aumentaron 81 por ciento, por arriba de la inflación acumulada en dicho sexenio de 27 por ciento.
Desafortunadamente pareciera que por un lado solo hay críticos voraces que ven mal todo lo que hace el presidente López Obrador y por el otro lado fanáticos que ven bien todo lo que hace el Presidente e inclusive defienden lo indefendible. Así no se puede observar la realidad. Hoy por hoy, por ejemplo, considero que la mayoría de los cambios que se están llevando a cabo al sistema electoral representan varios pasos hacia atrás en la democracia que ha costado mucho forjar en nuestro país (“¿Qué tan buena o mala es la reforma electoral de AMLO?”, 8 de noviembre). Sin embargo, no debemos dejar de ver las cosas que se están haciendo bien.
En este sentido, por ejemplo, la semana pasada tuve la oportunidad de coordinar a un grupo de inversionistas a nivel global para llevar a cabo una reunión con el cuerpo directivo de Pemex. La visita inició con una presentación objetiva, detallada y abierta del director General, Octavio Romero Oropeza, en Villahermosa, Tabasco. A lo largo de la presentación, en el marco de una cena, los inversionistas pudieron llevar a cabo el número de preguntas que quisieron tanto al director General, como al cuerpo directivo que incluyó tanto al director de la recién creada comercializadora, Alberto Velázquez, como al director Corporativo de Finanzas, Carlos Cortez, entre otros. Al día siguiente, Pemex organizó una visita de campo a la plataforma ‘Litoral’ en el Golfo de México, así como a dos campos petroleros profundos en tierra, Tupilco y Quesqui, acompañados por el equipo directivo. Vestidos con los overoles amarillos de las operaciones marítimas de Pemex, así como calzado de seguridad, casco y lentes, los inversionistas y un servidor fuimos testigos de operaciones de primer nivel, eficientes y con muy buenos resultados en cuanto a alta producción con bajos costos de operación, con personal conocedor, comprometido y apasionado, al mando del director de Pemex Exploración y Producción, Ángel Cid.
Asimismo, los inversionistas quedaron con una buena impresión del progreso que ha habido con el tema ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza o ESG en inglés). Lo que hace unos meses era solo una mención en las conferencias trimestrales hoy se ha convertido, por un lado, en un proyecto urgente para disminuir la quema de gas en pozos –en donde ya quedan pocos que no cumplen la norma internacional–, así como disminución de la producción de combustóleo, ante la incorporación de las capacidades de ‘coquización’ a las refinerías de Salina Cruz y Tula y con las que también contará ‘Dos Bocas’. Por otro lado, hay un plan serio de mediano y largo plazo para adoptar los protocolos internacionales, así como establecer objetivos y diseñar un mapa de ruta para ir lográndolos, a lo largo de los tres aspectos que abarca el acrónimo ASG.
En el frente financiero, un tema que todavía no se resuelve es la forma en la que el Gobierno Federal brindará apoyo a Pemex para llevar a cabo el pago de poco más de 7 mil millones de dólares en amortizaciones de los bonos denominados en moneda extranjera de Pemex, que vencerán el año que entra. Los inversionistas esperan un anuncio pronto que brinde confianza (“Pemex – Capitalización, inversión, rentabilidad y deuda”, 26 de febrero, 2019). A manera de resumen, en el caso de Pemex, falta mucho por hacer, pero el reconocimiento de los problemas y la apertura del cuerpo directivo de Pemex sobre lo que se está haciendo para resolverlos, dejó muy buena impresión entre el grupo de inversionistas.
* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.