Mucha gente está hablando hoy en día de ChatGPT o al menos sobre las aplicaciones que ya están a la mano de todos que utilizan inteligencia artificial (o AI por sus siglas en inglés, que significa Artificial Intelligence). Primero que nada, qué significa GPT. Significa Generative Pre-Trained Transformer, que en español sería Transformador Pre-entrenado Generativo. ChatGPT fue desarrollado por Open AI, una empresa de investigación de inteligencia artificial y es un chatbot. Es decir, es un robot con el que se puede platicar, similar a Siri de Apple o a Alexa de Amazon, que puede procesar nuestro lenguaje humano natural y generar una respuesta. Lo de ‘lenguaje humano’ quiere decir que uno le puede hablar ‘normal’, sin necesidad de aprender instrucciones precisas para lograr alguna respuesta o sin necesidad de aprender a programarlo.
Además, la semana pasada leí una nota en Bloomberg -el sistema de información financiera-, en donde se comentaba que la agencia Fitch Ratings reafirmaba la calificación crediticia de la deuda gubernamental mexicana en moneda extranjera de largo plazo en BBB-, con perspectiva ‘estable’. Sin duda es interesante este tema y una buena noticia para nuestro país, pero lo que más me llamó la atención en este caso fueron los autores. La nota decía: “By Hari Govind and Bloomberg Automation”. Hari Govind es un editor de Bloomberg, pero, ¡¿Bloomberg Automation?! Hace tiempo dediqué siete columnas sobre las 50 predicciones de Peter Diamandis, uno de los ‘futurólogos’ más famosos actualmente, para los próximos 20 años en materia de tecnología. En la primera que escribí ya hablaba que para 2018-2020 la población en general iba ya a tener contacto con inteligencia artificial de diferentes maneras (“50 predicciones de Diamandis para los próximos 20 años (I)”, 27 de febrero, 2018).
¿Qué hay que hacer con esta nueva tecnología? Primero que nada, conocerla y utilizarla. ¿Para qué? Para poder adoptarla. No es algo a lo que creo que debamos tener miedo per se. Claro que hay que tener cuidado con una herramienta así, desde muchos ángulos, incluyendo el regulatorio y legal, para que no nos pase lo que en la película Terminator (1984), por hacer un ejemplo extremo que ilustre un problema potencial. El miedo puede surgir desde pensar en que nos puede quitar nuestro empleo, hasta cuando nos damos cuenta de lo que es capaz y podemos llegar a pensar que es ‘del Diablo’. Sin embargo, considero que el peor miedo que hay que quitarnos es el miedo por ignorancia, por no conocer la herramienta, por no saber en qué se puede utilizar. Para conocerla, pueden probar la herramienta gratis en https://openai.com/blog/chatgpt. No se necesita ni siquiera saber inglés para utilizarla, porque puede uno escribirle y ‘pedirle’ cosas directamente en español y las respuestas van a ser en español. También hay diferentes aplicaciones para celular y tabletas.
La siguiente pregunta es: ¿para qué puedo utilizar ChatGPT? La verdad es que hay un sinnúmero de formas de utilizar esta aplicación. Puede uno pedirle resúmenes del tamaño que uno quiera sobre temas ampliamente conocidos y abundantes en Internet. Por ejemplo: “Por favor has un resumen de 580 caracteres (con espacios) sobre la mitología vikinga”. Una vez que haya hecho el resumen, puede uno seguir en la misma conversación y pedir que lo amplíe a un número mayor de caracteres o que escriba las cinco deidades más relevantes con una breve descripción de cada una. También se le puede pedir una comparación entre la mitología vikinga, la romana y la griega y pedirle similitudes y diferencias, también con un espacio de caracteres restringido, con el que uno se sienta cómodo de leer. Asimismo, puede uno pedirle a ChatGPT que haga unas 10 láminas (o cinco o veinte) para presentar el tema en una presentación. Algo que me ha parecido muy bueno es pedirle a ChatGPT que escriba una carta para quejarse de algún mal servicio. Confieso que en general no quiero utilizar mi tiempo para hacer este tipo de cosas y esta aplicación es espectacular para hacer esto. Bueno, con esta aplicación solo pide uno que escriba la carta con los aspectos por los cuáles uno desea quejarse, a quién dirigirla y ya, ChatGPT escribe la carta. Ya escrita, puede uno hacerle algunos cambios directamente o pedirle a la aplicación los cambios que uno desea.
Ahora, tres aspectos muy relevantes, en mi opinión, para poder sacar provecho de la herramienta y obtener lo que uno desea: (1) Tener cuidado en la forma en como uno solicita la información para que uno reciba lo que realmente uno quiere (i.e. como cuando hay que pedirle los deseos al Genio de Aladino); (2) el resultado de lo que uno pida claramente está muy relacionado con lo que uno obtiene. Sobre todo para aspectos más específicos, no como el ejemplo de un conocimiento universal, como la mitología griega. Entonces, si quiere uno estar seguro de que lo que uno pide es de una fuente fidedigna, es mejor poner el texto del que se desea hacer el resumen o la liga de internet. De lo contrario, ChatGPT utiliza un algoritmo que puede inventar algo, que no sea históricamente cierto. En este sentido, uno puede pedirle que escriba un poema, una canción sobre algún tema en específico o hasta una carta romántica; y algo relacionado con el punto anterior, (3) la información con la que está ‘entrenado’ ChatGPT es hasta 2021, por lo que, si uno le pregunta un resultado de un partido de futbol o de una carrera de Fórmula 1 después de 2021, no la va a poder encontrar. Sin embargo, si uno da una liga de Internet con la información, sí la procesa. Esta columna solo es un bosquejo muy breve y pequeño de lo que puede hacerse con inteligencia artificial generativa. No debemos resistirnos. Hay que conocerla, utilizarla y adoptarla. Seguro que tendrá un uso que puedan encontrar para sus propias necesidades.
* El autor es economista en jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.