Cada vez que vemos el tipo de cambio peso-dólar por debajo de 17.00 vuelve a hablarse del ‘superpeso’. Por un lado, esta apreciación se está dando a escasas semanas que el Presidente envió un paquete de veinte iniciativas de reforma al Congreso, en las que se incluye la discusión sobre la desaparición de organismos autónomos representativos de la democracia mexicana, como el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), así como la Comisión Federal de Competencia (Cofece), entre otros, así como un cambio estructural en el Poder Judicial, que podría disminuir significativamente la defensa de la Constitución cuando se llevan a cabo modificaciones a leyes secundarias que van en contra de nuestra Carta Magna.
Por otro lado, hay aspectos económicos muy positivos actualmente, como el hecho de que la economía creció 3.2 por ciento el año pasado y que este año podría crecer alrededor de 2.5 por ciento (aunque considero que podría crecer 3.0 por ciento).
Asimismo, la tasa de desempleo que se encuentra en niveles históricamente bajos (2.9 por ciento en enero) y el salario mínimo lleva creciendo a una tasa de doble dígito desde 2017 (20 por ciento este año). Por su parte, la inflación está descendiendo de 8.77 por ciento en agosto de 2022 a 4.40 por ciento en febrero.
Estos datos económicos pintan un panorama muy promisorio. ¿Es esto lo que tiene al peso mexicano en niveles tan fuertes con respecto al dólar? Estos datos ayudan, pero considero que no son lo que tienen al tipo de cambio por debajo de 17.00 pesos por dólar. Entonces, ¿qué es lo que tiene al peso en niveles tan apreciados? No hay duda de que los inversionistas globales –cuyas operaciones determinan los precios de los activos financieros en los mercados accionarios, cambiarios y de deuda, entre otros–, actualmente tienen una sobreponderación de sus portafolios de inversión en pesos mexicanos.
Por un lado, estos inversionistas consideran que las iniciativas de reforma no serán aprobadas por el Congreso y que si se llega a aprobar alguna, como la del crecimiento anual del salario mínimo –que se propone ‘atar’ a la inflación–, no constituirán un cambio estructural en la forma en la que opera el país.
Por otro lado, los verdaderos pilares de la fortaleza del peso continúan siendo los que he mencionado anteriormente (‘El superpeso’, 17 de enero, 2023, ‘Los mercados no están ciegos en cuando al superpeso’, 28 de febrero, 2023 y ‘¿’Quo vadis’, superpeso?’, 18 de julio, 2023), en particular seis: (1) Un universo de inversión reducido en mercados emergentes (e.g. sin Rusia, desinversiones en China por las tensiones con EU, limitaciones relevantes para invertir en Turquía); (2) Banco de México, que ha actuado con responsabilidad en el combate de la inflación con incrementos de la tasa de referencia desde junio de 2021; (3) finanzas públicas de nuestro país en mucho mejor estado que en el resto de emergentes, a pesar del incremento significativo del déficit aprobado para este año de 5.4 por ciento; (4) déficit de cuenta corriente de nuestro país pequeño y bien financiado; (5) relocalización o nearshoring (‘Nearshoring’ en México, una realidad”, 29 de noviembre, 2022); y (6) estabilidad política y social de México, sobre todo relativa a nuestros países vecinos de Latinoamérica.
¿Qué ha cambiado recientemente para que el tipo de cambio haya regresado a niveles por debajo de 17 pesos por dólar? Tres aspectos relacionados a esos seis factores que menciono: (1) La fortaleza de la economía de EU apoya una apreciación del peso mexicano.
Esto no es automático, primero los inversionistas globales toman la resiliencia económica de EU como negativa porque esto puede hacer que se retrase más la tan esperada baja de tasas de interés del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed).
Sin embargo, después de ese ajuste inicial, normalmente sobreviene la fortaleza del peso mexicano al estar tan cerca geográfica y económicamente de EU. Una economía más fuerte en EU puede brindar un mayor impulso al nearshoring y al traducirse en mayor crecimiento económico en México, fortalece las finanzas públicas de nuestro país y ayuda a la estabilidad política y social; (2) recientemente el Banco de México publicó el reporte trimestral de balanza de pagos al cierre de 2023.
En este sentido, el déficit de cuenta corriente cerró el año pasado en 0.3 por ciento del PIB. No solo un déficit mucho menor al de 2022 (1.2 por ciento), sino que además se logró a pesar de un incremento relevante en la importación de bienes de capital (otra señal de nearshoring) y bien financiado con un monto récord de remesas, así como de un buen flujo de turismo e Inversión Extranjera Directa (IED); y (3) aunque considero que la Junta de Gobierno del Banco de México va a decidir recortar la tasa de referencia en 25 puntos base, de 11.25 a 11.00 por ciento el próximo 21 de marzo, es el único banco central de las grandes economía de Latinoamérica que no ha iniciado un ciclo de baja de tasas.
Las condiciones monetarias relativas entre México y las grandes economías de Latinoamérica ‘se han apretado’, lo que le brinda todavía mayor fortaleza al peso mexicano. Hacia delante, podemos esperar una mayor volatilidad del tipo de cambio con tendencia depreciatoria conforme nos acercamos a la elección del 2 de junio en México, pero más importante aún, podríamos observar este fenómeno de una manera más significativa conforme nos acercamos a la elección de noviembre en Estados Unidos, sobre todo si el precandidato Donald Trump, termina apareciendo en la boleta –que por el momento todo indica que así será–, y si llega a ganar la Presidencia. No obstante lo anterior, la mayoría de los analistas y participantes de los mercados no anticipan un tipo de cambio más allá de 18.50-19.00 pesos por dólar, en donde éste podría regresarse a niveles de 17.80-18.20 a finales del año.
Con profunda tristeza me enteré ayer del fallecimiento de Norman Levy Marks. Gran amigo de la familia de toda la vida, admirable y muy querido. Paty, Norman, Mark, Gregory, les mando un muy fuerte abrazo con mucho cariño, acompañándolos a la distancia, pero siempre en mi mente y mi corazón.