Gabriel Yorio

Transición financiera ordenada

La siguiente administración no tendrá que pagar amortizaciones de deuda externa en 2025. Además, ya se han comenzado a reducir los pagos de amortizaciones para 2026.

Durante los últimos seis años, la prudencia y la coherencia fiscal han sido una constante que ha caracterizado la administración financiera del país. Hoy, los inversionistas reconocen que el manejo fiscal y financiero ha mantenido las finanzas públicas sólidas y con un nivel de endeudamiento bajo comparado con países similares.

La responsabilidad fiscal llegó para quedarse. La presidenta electa, la Dra. Sheinbaum, ya esbozó criterios generales de lo que será su primer programa económico, estableciendo una meta de déficit de 3.5 por ciento del PIB. Este mensaje fue muy bien recibido por los inversionistas porque el compromiso fiscal asegura que la deuda como porcentaje del PIB se mantenga en niveles aceptables.

El primer programa económico de la nueva administración no enfrentará vencimientos de deuda externa en su primer año. Una semana después de la elección, se realizaron refinanciamientos simultáneos en dos mercados: una recompra de deuda externa en el mercado de Nueva York y un refinanciamiento de deuda interna en el mercado mexicano. Con esto, la siguiente administración no tendrá que pagar amortizaciones de deuda externa en 2025. Además, ya se han comenzado a reducir los pagos de amortizaciones para 2026.

Estos refinanciamientos se alinean con la estrategia de gestión de deuda que inició en 2019, la cual ha implicado una intensa comunicación con inversionistas de cinco grandes mercados: México, Estados Unidos, Europa, Japón y Taiwán. En este sentido, los últimos seis programas económicos estuvieron acompañados de una intensa estrategia de refinanciamientos en los mercados internacionales. Hasta la fecha, se han refinanciado un monto histórico de cerca de 15 mil millones de dólares de deuda externa y el nivel de exposición a mercados externos ha disminuido notablemente, pasando del 21 por ciento al 15 por ciento del total del portafolio. Es la primera vez que México alcanza estas métricas.

El financiamiento de los programas económicos ha descansado principalmente en el fortalecimiento de la base de los ingresos. Durante esta administración, se ha logrado aumentar los ingresos en un 2 por ciento del PIB sin necesidad de crear nuevos impuestos, principalmente mediante la reducción de la evasión y elusión fiscal. Actualmente, los ingresos del gobierno superan las proyecciones para este año, lo que permitirá cumplir con el Presupuesto de 2024.

El incremento en los ingresos ha sido sostenido gracias al aumento de la base tributaria. Ahora, más personas y empresas están cumpliendo con sus obligaciones fiscales, lo que fortalece la capacidad recaudatoria del Estado. Aun con estas mejoras, la Hacienda pública tiene espacio para seguir aumentando los ingresos con el marco tributario vigente, pudiendo alcanzar un potencial adicional del 3 por ciento del PIB, equivalente a dos reformas fiscales tradicionales.

La economía mexicana se encuentra anclada en fuertes fundamentales económicos, creciendo entre el 2 por ciento y 3 por ciento, con una inflación que continúa descendiendo y acercándose al 4 por ciento, así como niveles de inversión fija bruta de 25 por ciento. Todos estos elementos configuran un panorama positivo para la próxima administración, permitiendo una transición financiera ordenada sin comprometer la política social y económica del país.

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