Gerardo Herrera Huizar

Sexto informe, la despedida

La reforma al Poder Judicial no solo ha motivado la movilización de los juzgadores y de los trabajadores en defensa de sus derechos laborales, también ha trascendido las fronteras.

Ha iniciado el mes patrio, último de la actual administración, cuyo proyecto transformador de la vida pública de México estableció como objetivo central llevar a cabo una revolución pacífica, la cuarta en la historia nacional.

Con un discurso triunfal, pletórico de optimismo, de algarabía y una generosa dosis de crítica al periodo neoliberal, precedido de mensajes audiovisuales agradeciendo al pueblo su colaboración y apoyo, el primer mandatario ha dado cuenta, como lo manda la ley, del inmejorable estado que guarda la nación a tan solo un mes de que concluya su gestión en la que, se asegura, se sentaron las bases de la transformación y que, con la satisfacción del deber cumplido, habrá de partir a recónditos parajes tropicales, de donde solo saldrá si las necesidades de la patria reclamasen su presencia.

Muchos y delicados son, pese al optimismo vitoreado por el pueblo conglomerado en el magno evento, los temas heredados en la sucesión a los que deberá enfrentarse la administración responsable de la construcción del segundo piso, que ya ha dejado claro que no piensa moverle ni una coma a la humanista senda marcada por quien, pronto, le cederá la patriótica tarea de conducir los destinos nacionales.

Asuntos de política interna, quizá por errores de cálculo, aunque se desestimen, han tenido ya repercusión internacional. Tal es el caso, entre otros, de la pretendida reforma al Poder Judicial, que no solo ha motivado al interior la movilización de los juzgadores y de los trabajadores en defensa de sus derechos laborales que pudieran verse afectados, sino que el tema ha trascendido las fronteras por el fuerte impacto que ello podría tener en el ámbito comercial y económico al vulnerarse la certeza jurídica y, por ende, la confianza de los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, que podría conducir a escenarios de crisis en un futuro cercano.

El primer efecto internacional ha sido la “pausa” anunciada por el jefe del Ejecutivo con los embajadores de los Estados Unidos y Canadá en nuestro país, quienes sutil, pero abiertamente, han señalado los riesgos que la reforma podría tener tanto en las relaciones comerciales como en el ámbito de la seguridad común.

Este desencuentro se amalgama con el misterioso caso de los narcotraficantes mexicanos que recientemente fueron capturados en territorio norteamericano sin que las autoridades de nuestro país tuvieran conocimiento, lo que ha provocado nerviosismo, particularmente en el ambiente político, dadas las implicaciones que podrían tener las revelaciones que esos personajes pudieran hacer durante sus procesos en cuanto a los vínculos del crimen con la política.

El elocuente y triunfal discurso resume los logros alcanzados durante todo el sexenio, recurre a la luz de la historia patria, ensalza los valores del pueblo y de pasadita, reiteradamente, les da un coscorrón a los adversarios de dentro y de fuera.

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