En el espejo de Washington

Malos chistes y la sorpresa de octubre

Ya estamos en noviembre y pareciera que no se registró ningún suceso noticioso que mereciera el nombre de la ‘sorpresa de octubre’.

El próximo martes 5 de noviembre acabará la larga espera para determinar quién se sentará en la Casa Blanca, la posición de poder más relevante para saber hacia dónde irá el mundo en los próximos años.

Cuando Biden estaba en la boleta, el triunfo de Trump parecía inevitable, especialmente porque tanto la imagen como la realidad gritaban que el gobernante demócrata ya no estaba en la mejor forma para gobernar otro periodo.

La fulminante y bien articulada nominación de emergencia de Kamala Harris nos regresó al escenario de una contienda cerrada que se decidirá en los márgenes. Aunque en los últimos días las encuestas se han movido favorablemente hacia Trump, lo cierto es que habrá que esperar la movilización electoral del día de la jornada, donde la capacidad de sacar a sus simpatizantes a votar podrá hacer la diferencia.

Llegamos con pronósticos muy apretados y con encuestas situadas en el margen de error.

Por el anacrónico mecanismo del Colegio Electoral, que da todos los votos de un estado al que gane en ese territorio, la mirada se concentra exclusivamente en siete estados en los que se definirá no solo el rumbo de los Estados Unidos sino el de lugares tan lejanos como Ucrania, Irán o Taiwán.

Desde luego México no está exento de verse impactado por los resultados, sobre todo porque el tema de la migración ha sido la punta de lanza de la narrativa republicana. Un hecho que le da un gran poder a la administración de Claudia Sheinbaum, al mismo tiempo que nos debilita enormemente como país, pues gane quien gane, nuestra relación con nuestro predominante socio comercial y vecino multiagenda tendrá muchas presiones y caminos rocosos.

Se podría repetir la dinámica actual en la que, mientras México sirva como muro, los estadounidenses dejarán de presionar y omitir otros temas de la agenda: democracia, inversiones, comercio y respeto al Estado de derecho.

El tema migratorio es central. Gane quien gane, todo apunta a que se orquestarán respuestas poco conciliatorias en la materia; baste observar la nueva ley migratoria que se inclinó hacia posiciones más duras contra los migrantes y que no se ha aprobado exclusivamente porque Trump dio línea a sus legisladores para que no la pasaran, con todo y que se habían salido con la suya.

Ya estamos en noviembre y pareciera que no se registró ningún suceso noticioso que mereciera el nombre de la ‘sorpresa de octubre’ consistente en un inesperado giro informativo causado por un evento fuera del radar que inclinara hacia un lado u otro el resultado final.

Lo más cercano a esto y que seguramente tendrá algún impacto (no sabemos si definitivo), se verificó el domingo pasado en el Madison Square Garden de Nueva York con un evento que reunió a todo el circo del mundo MAGA, en una reminiscencia preocupante de un evento pronazi realizado ahí mismo en 1939.

El momento que más destacó, entre la enorme letanía de expresiones racistas y misóginas, fue cuando un influencer sarcástico, supuesto comediante, se dejó ir con una retahíla de ‘bromas pesadas’ especialmente dirigidas contra los latinos y muy enfocadas en la población portorriqueña. Entre otros chistines comentó que en medio del mar había una isla llena de basura llamada Puerto Rico.

Más allá de lo despreciable de esta actitud abiertamente racista, hay que destacar que ha sido una pésima movida electoral insultar a un grupo poblacional que puede inclinar la balanza hacia un lado u otro.

Destaca el caso del relevante peso demográfico de los 300 mil votantes portorriqueños en el estado más importante de toda la elección. Pennsylvania, con sus 19 votos electorales, se considera la joya de la corona. Perderla sería un muy mal chiste para Trump y sus secuaces.

Biden ganó Pennsylvania por unos 80 mil votos en 2020 (una ventaja menor al 2 por ciento del total) y es probable que un número similar de portorriqueños en ese estado clave se sumen al llamado y la indignación de figuras masculinas tan relevantes como Bad Bunny, Ricky Martin, Luis Fonsi, Residente y Marc Anthony, entre muchos más.

Los demócratas han echado mano de todo el star power que favorece su causa, basándose en gran medida en figuras femeninas tan relevantes como Taylor Swift y Beyoncé. La adición de figuras masculinas portorriqueñas puede tener un efecto quirúrgico entre un sector que calladamente se ha erigido como un baluarte del trumpismo. Los republicanos han cerrado la brecha entre el conjunto de votantes latinos y fundamentalmente ha sido porque los hombres de este segmento se han movido hacia allá.

Es la última llamada para muchos hombres latinos que lamentablemente se han acercado a las posiciones trumpistas y quienes tienen en las manos el destino de la elección. ¿Qué pesará más? ¿Machismo o nacionalismo? La respuesta a una pregunta tan concreta puede tener impactos siderales.

Guido Lara

Guido Lara

CEO Founder LEXIA Insights & Solutions.

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